En cuestión de minutos, grandes cantidades de agua se desbordaron y se esparcieron por las calles cercanas al arroyo de Tlajomulco, convirtiendo las vialidades en verdaderos ríos.
La temporada de lluvias agrava los daños en las calles de Guadalajara, ya que el agua se acumula y, con el paso constante de los vehículos, se produce presión que rompe el pavimento y crea baches.
El automovilista afectado denunció que la gasolina contenía una mezcla de agua y etanol que ocasionó fallas graves en el sistema de inyección, pistones y escape.
El incremento del caudal se debió a la acumulación de agua por las constantes precipitaciones recientes, lo que ocasionó que el nivel del río superara su límite habitual.