"Ya los perdoné; Dios los juzgará": Julián González, sobreviviente del linchamiento en Canoa en 1968
A 57 años del linchamiento en Canoa, con tristeza, Julián lamenta que sigan ocurriendo estos actos bárbaros y que la justicia no haya llegado para las familias de sus amigos y el hombre que les dio posada.
A casi 57 años del linchamiento de cinco trabajadores de la BUAP en San Miguel Canoa, Julián González Báez, sobreviviente de la masacre, confiesa que no le tiene recor a la gente de Canoa por lo ocurrido aquel 14 de septiembre de 1968: "ya los perdoné. Creo en Dios y será Él quien los juzgue”,
Tras vivir este hecho, que fue retratado por Felipe Cazals en la película homónima estrenada en 1976, Julián lamenta que, pese a lo ocurrido y a la muerte de sus amigos inocentes, en Puebla sigan repitiéndose estos actos, incluso con mayor violencia.
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“Desgraciadamente, se siguen dando muchos linchamientos en nuestro estado, y las autoridades no hacen nada. Y, desafortunadamente, después de que son asesinados, se dan cuenta de que eran inocentes. Es muy triste, porque esas personas quizá solo iban a trabajar o de visita… A mí me gustaba visitar pueblos, pero después de eso ya no lo hice”, confiesa.
Las cicatrices de los golpes que sufrió la noche del 14 de septiembre de 1968 aún son visibles, tanto como los recuerdos de lo vivido en San Miguel Canoa, junta auxiliar de la capital poblana, situada en las faldas de La Malinche.
Ahí, bajo una pertinaz lluvia, dos de sus amigos y un habitante del pueblo, quien les dio posada, perdieron la vida después de ser acusados de comunistas. Lucas García fue quien les permitió entrar a su hogar cuando vieron que, por las condiciones del clima, no podrían continuar el ascenso a La Malinche, el objetivo de su viaje.
Víctimas del linchamiento en Canoa no recibieron justicia
Con tristeza, Julián lamenta que sigan ocurriendo estos actos bárbaros y que la justicia no haya llegado para las familias de las víctimas. Actualmente, el Congreso de Puebla debate iniciativa para tipificar el linchamiento.

En entrevista para TELEDIARIO, dejó en claro que nunca ha olvidado lo que vivió en Canoa, pero también decidió seguir su vida sin rencores y sin mirar atrás:
“Decidí vivir bien, tranquilo, hacer una vida normal sin estar pensando en agredirlos, desquitarme o maldecirlos. Pues ni modo, pasó eso”.
Los hechos han sido documentados en reportajes, investigaciones, libros e incluso en una película premiada en 1976 con un Oso de Plata a la mejor dirección en el Festival Internacional de Cine de Berlín: Canoa: memoria de un hecho vergonzoso, dirigida por Felipe Cazals. Todos los relatos coinciden en algo: fue el cura Enrique Meza Pérez, el hombre más poderoso de la comunidad, quien incitó a los pobladores a cometer la barbarie, aunque no estuvo presente en la escena.
Julián González Báez hace una pausa para reflexionar sobre los detalles que hubieran cambiado su destino y el de sus amigos esa noche. Recuerda que el día en que Ramón Calvario Gutiérrez, Miguel Flores Cruz, Jesús Carrillo Sánchez y Roberto Rojano Aguirre fueron con él a La Malinche, llovía intensamente. En un momento, decidieron dejarlo al azar: echaron un volado para saber si continuarían o regresarían.

De no haber llovido, no hubieran desistido de escalar la montaña y no habrían buscado refugio en esa comunidad. Quizá Lucas García, quien los recibió en su casa y también fue asesinado por la turba al tratar de protegerlos, habría tenido otro destino.
“Siempre estuvo lloviendo. Si no hubiera sido así, habríamos subido a la montaña a armar nuestra tienda de campaña”, relata. Además, hace un llamado a la sociedad a no ser indiferente, pues gracias a ello Miguel, Roberto y él sobrevivieron: entre los más de 800 pobladores que los golpeaban con palos y machetes, hubo una voz que pidió que los dejaran.
“Hubo dos voces: la de un campesino que dijo ‘hay que rematarlos’, y luego otra que gritó ‘ya déjenlos, es suficiente’. Fue a esa última a la que hicieron caso. Por eso pido a la gente que intervenga en estos casos, porque eso puede salvar una vida”.
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"Me duele que sus vidas se hayan truncado por ese hecho"
Con mirada triste, Julián evoca a Jesús, Ramón, Roberto y Miguel, cuyas familias aún mantienen contacto con él.
“A Jesús lo conocía desde hacía un año; trabajaba en el Carolino, era una persona muy apuesta y pulcra. De Miguel, su esposa es nuestra comadre; de Roberto y Ramón, conozco a sus esposas e hijos… Nunca olvidaré lo que viví. Cada vez que lo recuerdo, veo a Jesús y Ramón, los que murieron esa noche. Miguel y Roberto sobrevivieron, pero fallecieron años después. Conozco a sus familias y me duele que sus vidas se hayan truncado por ese hecho”, expresa, reconociendo que los tres sobrevivientes requirieron tratamiento psiquiátrico para superar el trauma.
A casi 57 años del linchamiento en Canoa, Julián González Báez habla de perdón, pero también de dolor. 'Yo sé que estuvo mal lo que hicieron, pero ya los perdoné', dice. Sin embargo, lamenta que en Puebla sigan repitiéndose estos actos de violenciahttps://t.co/zQoP0tu1ih pic.twitter.com/Tzg2xF2Bga
— Telediario Puebla (@TelediarioPUE) June 25, 2025
El sobreviviente de una de las atrocidades que conmovieron a México tuvo la oportunidad de regresar a Canoa en 2019, invitado por un grupo de estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). En la plaza pública, le ofrecieron disculpas.
Acompañado de su familia y de la mano de su bisnieto, vestido de blanco, liberaron una paloma blanca como símbolo de paz.
AGA
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