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La alfarería desde los ojos de Julián Fonseca, único alfarero en la ciudad de León

"Mi vida, esto es mi vida, sin esto yo creo que hasta me enfermaba, pero esto es todo para mí, esto y Dios primero, esto me relaja y me siento muy contento, soy feliz al tocar mi barro”

Stefany Yedra Guanajuato /

A los seis años de edad su hermano mayor cortó por la mitad el dedo índice del señor Julián Fonseca, mismo que ahora utiliza para ser el creador de más de 15 mil piezas de barro por semana, y que además, lo ha posicionado como el único alfarero vigente en la ciudad de León.

“Lo conozco desde que tenía 7 años porque mi padre fue alfarero de nacimiento también y trabajó lo que fue toda su vida el barro y nos enseñó lo que es el proceso, desde extraerlo de la sierra hasta hacerlo, procesarlo y hacer las piezas”, explicó.
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El señor Julián dejó su querido barrio de San Luisito en Guanajuato capital a escasos 18 años de edad, con el fin de buscar una 'mejor vida', asentándose en la ciudad zapatera, su segundo hogar; y donde ha perfeccionado la técnica y el oficio del barro, a tal grado de ser proveedor de piezas únicas para otros estados dentro y fuera del país como Tonalá, Tultepec; y hasta Chicago en los Estados Unidos. Y aunque es sumamente reconocido, el dinero no le interesa, pues lo único que quiere es seguir haciendo lo que más le deja en el corazón.

“No está caro esto porque una pieza de la que hago vale hasta tres pesos, cuatro pesos, varía; treinta centavos lo que es la pieza chica, un peso, o sea, no hay cosas caras (…) Pues cuando a uno le apasiona algo, aunque salga nada más comer, porque no sale para hacer una fortuna, ya ahorita para estar en una posición buena no se puede, pero sí, es bueno para mí. (…) Mi vida, esto es mi vida, sin esto yo creo que hasta me enfermaba, pero esto es todo para mí, esto y Dios primero, esto me relaja y me siento muy contento, soy feliz al tocar mi barro”, explicó.

Entre los productos que más genera son floreros; ollas para las ‘rusas’; macetas; ollas para 'cohetes'; platos; tazas, entre otros; mismos que llevan un proceso nada fácil, pues sus jornadas de trabajo comienzan desde las 6:00 de la mañana y terminan hasta altas horas de la noche.

En 30 años que lleva como trayectoria en el mundo de la alfarería, el señor Julián ha aprendido que se necesita de pasión, pero también de mucha fuerza física, ya que para poder crear, primero es necesario recorrer un camino largo a la sierra en Guanajuato capital, con el fin de remover a palazos varios metros de superficie de barro, para luego regresar a su casa y comenzar a colar la tierra; enseguida pasar la materia prima por un proceso de amasado con los pies; dejarlo reposar; moldear; secar y meter al horno; proceso que le lleva hasta un mes y medio dependiendo el clima.

“Como le digo a mis hijos: no hay que dejar morir el oficio porque es tradición de familia, mis tíos, mis primos; que un hijo de cada tío seguimos el oficio y me da gusto porque no lo estamos dejando morir, con mucho esfuerzo y mucho sacrificio pesado y lo estamos manteniendo”, dijo.

Desafortunadamente el oficio de la alfarería se está extinguiendo y aunque sus hermanos y uno que otro sobrino se siguen dedicando al oficio, no es suficiente, pues de acuerdo a don Julián, los jóvenes de ahora ya no buscan aprender tareas que les lleven mucho esfuerzo, ahora solo quieren estar pegados en las pantallas de celulares o 'maquinitas'.

“Desafortunadamente, como dijo López Tarso: ya todos se van a la maquinita, al celular, los nietos, los hijos, y esto no es así, tienes que estar concentrado en hacer la pieza; por estar en el celular no les da tiempo para venir aquí al torno a enseñarse”, externó.

Y aunque él no se denomina como un artista del barro, pues no tuvo estudios académicos, asegura que ni la mejor escuela del mundo puede enseñar el maravilloso mundo de un alfarero, que con imaginación y destreza puede crear cientos de piezas; acción que, dijo, cualquiera puede aprender.

“Para mí nadie es artista y estoy menso porque yo no tuve estudios, no tuve primaria, no tuve nada, y soy una personas que sé hacer muchas cosas, entonces yo creo que ni la mejor escuela que hay en el mundo pueden aprender toda la sabiduría que uno tiene aquí y la destreza en las manos, pero no soy único porque todo el mundo puede aprender esto”, dijo.

MLMG

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