La guerrera que desafió a Hitler: Liliana Blum desentierra la fascinante historia de Hannie Schaft en 'Ráfaga Roja'
La escritora mexicana Liliana Blum conversó sobre su novela histórica, "Ráfaga roja", una obra que rescata la vida de Hannie Schaft, un ícono de la resistencia femenina en los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial.
La novela “Ráfaga roja” de Liliana Blum se ambientó en los Países Bajos, en 1939, cuando un aire triste se respiraba en vísperas de Navidad. Las noticias alertaban sobre la invasión de Hitler a Polonia y el miedo habitaba entre la gente.
Para distraerse, Johanna Schaft, una estudiante de leyes en la Universidad de Ámsterdam, aceptó la propuesta de una amiga judía de visitar a un afamado psicólogo jungiano y quiromante.
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Él le leyó la mano y le reveló que en los pocos años que le quedaban haría más cosas tanto por ella misma como por su país de lo que la mayoría lograba en una larga vida. La guerra estaba por estallar…
'Ráfaga roja' rescató la breve vida de Hannie Schaft, quien disfrazada de hombre, obrero o soldado, se convirtió en un ícono de la resistencia holandesa durante la ocupación alemana.
Su captura, ordenada por el mismo Führer, se consideró de alta prioridad y su fama pronto adquirió tintes de leyenda hasta ser conocida ante el enemigo como “la chica del cabello rojo”.
La autora duranguense presentó “Ráfaga roja” a las 19:00 el sábado 11 de octubre en la FIL Monterrey.
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Origen de la novela: Salir de la zona de confort
Al ser cuestionada sobre el origen de “Ráfaga roja”, Liliana Blum explicó que nació primeramente de una propuesta de su editor, quien le pidió echarle un ojo al personaje.
Dijo que lo buscó en Google y le sonó muy interesante, pues era una chica de la cual no había escuchado jamás.
Su editor le preguntó si se animaría a escribir una novela histórica. Blum se lo pensó un rato, pero como le gusta salir de su zona de confort, en mucho tiempo solo escribió cuento y estaba muy contenta allí.
Agregó que para pasar a la novela le tomó mucho tiempo y esfuerzo con su primera novela Pandora, pensó que ya estaba cómoda en el tipo de novela por la que se la conocía.
Entonces dijo: “Bueno, quizás esto fue una buena oportunidad para volver a salir de mi zona de confort”.
Le dijo a su editor: “Pues sí, venga”.
Confesó que a mitad del camino se estuvo arrepintiendo, porque la novela histórica supone un montón de cosas más, empezando por la investigación. Así fue como salió de lo que se conocía normalmente de su obra.
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Abordaje del personaje histórico: ¿Quién es Hannie Schaft?
Sobre lo que implicó abordar a Hannie Schaft, un personaje distinto a los que había abordado, la autora detalló que fue como si hubiera estado escribiendo, pero con las manos amarradas un poquito, porque una vez que investigó, generó un montón de información, como si tuviera mucho estambre enredado, y pensó que todo eso lo tenía que hilar en una historia que al mismo tiempo funcionara como novela.
Señaló que no se trataba de replicar la biografía, pues para eso ya estaban los libros de historia, por lo que tenía que darle el aporte literario.
Afirmó que fue difícil, porque a diferencia de sus otros personajes femeninos, que son totalmente creados de su imaginación, que a lo mejor a veces puede tomar elementos de la realidad, robarse un nombre o cierta estética, al final son personajes totalmente ficticios que ella controlaba y decidía lo que hacían y lo que les pasaba.
De repente se encontró con un personaje que ya estaba solidificado, pues hay ciertos hechos históricos que sucedieron y cosas que está probado que hizo.
Por ello, consideró que lo que le quedaba era tratar de meterse en su psicología, de ponerse en sus zapatos y contar desde esta intimidad que no dan los libros de historia, buscando darle esta parte humana.
Agregó que estuvo siempre metida dentro de la estructura que son los hechos históricos, por lo que fue complicado porque la limitó mucho, sobre todo en el tema de la imaginación.
La visión de la guerra
Al hablar sobre cómo se dio el adentrarse en un tema como la Segunda Guerra Mundial, que se ha abordado mucho, Blum destacó que fue una experiencia muy enriquecedora a varios niveles.
Uno, porque si bien conocemos muchas cosas de la Segunda Guerra, consideró que jamás sobrará una historia más sobre cualquier guerra, porque cada vida humana es una historia en sí.
Entonces, dijo, nunca puede ser “otra novela de lo mismo”, no, porque al final se trata del sufrimiento humano, de la naturaleza humana y de la tragedia, que es atemporal.
Comentó que hablar de la Segunda Guerra es también hablar de las guerras actuales, porque es una tragedia para ambos bandos y es difícil posicionarse, porque no es una cosa de blanco y negro, sino que siempre hay estas zonas grises e incluso del lado de los supuestos malos hay gente que sufre mucho.
Mencionó que las cosas que hace su personaje, a veces le toca poner bombas donde hay niños o matar personas que probablemente son padres de familia, indicando que el tema de la guerra no es tan fácil como a veces se vende ideológicamente en las redes o en las noticias.
Añadió que el haber escrito esta novela le abrió mucho más el panorama en cuanto a que no es tan fácil juzgar y decir "estoy aquí o estoy allá".
Hannie Schaft: Un símbolo de valentía
Reflexionando sobre lo que le dejó abordar a Hanniee Schaft, la escritora comentó que usualmente cuando se habla de los Países Bajos en la Segunda Guerra se piensa en Ana Frank, pero en nadie más, y cuando se piensa en los nazis, casi siempre se piensa en los campos de concentración, pero no necesariamente en cómo fue esa intervención en otros países.
Concluyó que este personaje le dejó una fascinación total, pues a veces vivimos pensando que todo lo que estamos viviendo ahorita es lo más moderno y estamos descubriendo el hilo negro, sobre todo las nuevas generaciones.
Sin embargo, destacó que Hannie Schaft demostró que hace casi 100 años había mujeres que hicieron cosas extraordinarias, que a veces quisiéramos las mujeres de la actualidad, incluso las más jóvenes.
La describió como una mujer súper valiente y flexible para hacer cosas tremendas como disfrazarse, contrabandear armas, poner bombas, seducir nazis y matarlos.
Afirmó que es un personaje impresionante que, en cuanto empezó a investigar, la hizo pensar "Claro que quiero hacerlo", pues no por nada es el símbolo de la resistencia en los Países Bajos.
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