¿Tatuarse aumenta riesgo? Hígado graso es la epidemia silenciosa que avanza sin avisar
El consumo excesivo de alcohol es una de las primeras causas identificadas de daño hepático, lo que produce hígado graso.
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Especialista señala que de 2 a 5 tragos diarios en un hombre o mujer, es dañino para el hígado.
Durante años, el daño hepático estuvo asociado principalmente al consumo excesivo de alcohol. La hepatóloga Linda Muñoz advierte que esa ya no es la causa más común.
La enfermedad por hígado graso, impulsada por el aumento de la obesidad y la diabetes, se posiciona como el principal motivo de cirrosis en los pacientes del noreste de México.
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"El abuso de alcohol produce hígado graso. No hablo de una copita de vez en cuando, sino del abuso: más de dos tragos diarios en una mujer, o su equivalente concentrado el fin de semana; en el caso de los hombres, cinco tragos diarios o el acumulado de la semana", explica la especialista.
Sin embargo, subraya que las mujeres son más vulnerables: "Aunque no nos guste, ahí somos más frágiles. Con menos de la mitad de lo que consumen los varones, una mujer puede desarrollar cirrosis", comenta la doctor Muñoz en entrevista con Víctor Martínez, en el segmento 'Tu médico en TELEDIARIO'.
El escenario ha cambiado drásticamente. Hace 25 años, el hígado graso no representaba un problema frecuente en las consultas médicas. Hoy, el Hospital Universitario Dr. José Eleuterio González, de la Universidad Autónoma de Nuevo León donde trabaja la doctora Linda Muñoz registra esta condición como la primera causa de enfermedad hepática crónica.
"Hicimos un análisis de más de 4 mil pacientes, y el problema número uno es el hígado graso. El problema es que no da síntomas. Si no tengo síntomas, no tengo nada. Mejor no voy con el doctor para que no me encuentre nada", ironiza.
El contexto regional agrava la situación. En el noreste del país, se combinan tres factores: mayor consumo de alcohol per cápita, obesidad y diabetes.
"La media nacional es de 4.9 litros por individuo, pero en Monterrey es de 7.6, casi el doble", señala.
Además, la edad de inicio es cada vez más temprana. "Tenemos el primer lugar mundial de obesidad en niños, una distinción nada honrosa", lamenta Muñoz. En adultos, México y Estados Unidos compiten por el liderato de obesidad, una carrera sin ganadores.
El sedentarismo, la alimentación inadecuada y los factores genéticos también juegan un papel.
"Los latinos, principalmente los mexicanos, tenemos varios genes que predisponen al daño hepático. El primero identificado fue el PNPLA3. Este eleva los triglicéridos, altera las pruebas hepáticas y favorece la obesidad central", explica.
La grasa visceral, la que se acumula en el abdomen, representa un riesgo particular.
"Esa grasa se mete al hígado, al corazón, a los riñones… a todos los órganos. La cantidad de adipocitos, que son las células grasas, es la misma, pero en la obesidad se van hinchando".
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La situación es más crítica en los niños. "Si en lugar de un lonche les damos fritos y refresco, los niños multiplican sus células grasas. Luego resolver esa complicación es mucho más difícil. Estás sembrando el problema", advierte.
Más allá de los hábitos, la doctora insiste en el peso de la educación y la cultura: "Lo estás cultivando. La genética, la formación, las costumbres… son muchos factores".
Ante esto, su propuesta es clara: promover una cultura de prevención, más allá de soluciones rápidas o modas.
"No se trata de desintoxicantes ni de medicina naturista. A veces eso sale peor. Hay cosas muy tóxicas para el hígado".
La receta que propone Muñoz es sencilla, aunque no fácil: mantener un peso saludable, evitar excesos en el consumo de alcohol, comida y sustancias de riesgo.
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Incluso prácticas como tatuarse o hacerse piercings pueden representar un factor de riesgo para infecciones virales que también dañan el hígado.
"El hígado no te avisa. Es calladito, solito repara. Por eso es el órgano que más se regenera. Pero en el momento que te avisa, es porque ya está gravemente enfermo, cuando ya necesitas un trasplante", concluye.
La advertencia está hecha. El hígado graso avanza sin hacer ruido, alimentado por estilos de vida cada vez más dañinos. Combatirlo requiere información, prevención y un cambio sostenido en las prácticas cotidianas.
¿Cuáles son los síntomas del hígado graso?
El hígado graso no da síntomas. La especialista en hepatóloga explica que debido a que el hígado grado no da síntomas, damos por hecho tener un buen estado de salud.
"El hígado no te va a avisar. El hígado calladito, solito repara, por eso es el órgano que más se regenera. Cuando te avisa es cuando ya está enfermísimo, cuando ya necesitas un trasplante".
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