Morir para dar vida: la emotiva historia de Elba y su familia, cuya donación da esperanza a 5 personas en Jalisco
Después de la donación, la familia de Elba recibió una carta por parte de uno de los beneficiados; quien dijo ser un padre que ahora podrá ver crecer a su hijo.
Elba Stephany, una joven de 31 años, era mujer jalisciense llena de vida, con un espíritu alegre y responsable. Para su madre, Rita, era un ejemplo de perseverancia, una persona a la que le gustaba viajar, leer, bailar y cantar, siempre en compañía de su hijo, su principal motor y la razón por la que se esforzaba cada día para construir un futuro mejor.
Sin embargo, el destino tenía un plan diferente para ella. El 1 de marzo de 2023, la vida de Elba dio un giro trágico. A solo unos metros de llegar a su destino, un conductor la arrolló y se dio a la fuga.
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Las graves lesiones cerebrales que sufrió fueron irreparables, y a pesar de los esfuerzos médicos, su cerebro dejó de tener actividad. Fue en ese momento que su familia se enfrentó a una de las decisiones más difíciles de sus vidas.
¿Cómo fue la decisión de donar los órganos de Elba?
El equipo médico les informó que no había posibilidad de recuperación para Elba. No obstante, al ser una persona joven y saludable, sus órganos eran viables para la donación. "Nunca pensé que se fuera a dar un caso en mi familia", confesó su madre, Rita, "pero llegado el momento me di cuenta que cualquiera puede estar en esa situación y que cualquiera puede ayudar". La decisión se tomó con el corazón.
"Nosotros estuvimos de acuerdo y lo hicimos con amor, con el amor de que alguien estuviera mejor, que una madre tuviera a su hijo y que un hijo tuviera a su madre o a su padre", explicó Rita.
Así, el acto de amor de una madre que perdía a su hija se convirtió en la esperanza para cinco personas en Jalisco, quienes recibieron un pedazo de Elba para seguir viviendo. Su corazón, su hígado, sus riñones y otros tejidos se convirtieron en un regalo de vida.

Aunque la ley no permite que los donantes conozcan a los receptores, la familia de Elba recibió una prueba conmovedora del milagro que su generosidad había obrado. Los médicos les mostraron una carta escrita a mano por el hombre que recibió el hígado de Elba. "Nos daba las gracias porque decía que ahora podía ver a su hijo de cuatro años, verlo crecer...", relató su madre.
La doctora les explicó la complejidad de un trasplante de hígado y el gran significado de que el receptor hubiera escrito esa carta tan pronto, demostrando el impacto inmediato que la donación tuvo en su vida.
Para Rita, ese momento fue la confirmación de que la decisión de su familia había sido la correcta. "Le dije que era un acto de amor hacia otras madres y hacia otros hijos que pudieran tener la oportunidad que mi hija no tuvo", afirmó.
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La historia de Elba es un poderoso recordatorio de que la donación de órganos es una forma de trascender la muerte, de que el dolor de la pérdida puede dar paso a una inmensa paz.
"Sí sentimos el dolor de la pérdida, pero también para mí, en lo personal, ha sido algo muy grande, el que mi hija haya podido ayudar a otras personas", dijo su madre.
La generosidad de Elba y su familia no solo salvó vidas, sino que también dejó una huella de esperanza y humanidad. Su madre, Rita, lo resume de una manera sencilla y profunda: "Nos da cierta paz saber que la partida de mi hija no fue en vano, que ella puede trascender en otras personas". En cada persona que ahora vive gracias a ella, Elba sigue existiendo.
LG
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