¿Fue o no fue penal? Justicia vs. Derecho

Pasan los días y todavía no hay consenso: ¿fue penal o no en la final entre Toluca y América? El árbitro lo marcó, y Toluca se coronó campeón. Pero más allá del fútbol, la controversia revela una herida mucho más profunda: nuestra incapacidad como sociedad para ponernos de acuerdo… incluso en lo aparentemente insignificante.

Si ni siquiera en un partido de fútbol logramos coincidir en algo tan concreto, ¿cómo esperamos hacerlo cuando se trata de justicia?

Alguien con experiencia en temas legales me lo explicó alguna vez con claridad: en México, no se aplica la justicia, se aplica el derecho. Y no, no son lo mismo.

El derecho es frío, técnico, rígido. Está codificado en leyes que deben cumplirse, sin importar los matices de la vida real. La justicia, en cambio, aspira a ser una respuesta ética, humana, contextual.

Pongamos un ejemplo: una persona roba una tienda. No tiene trabajo. Sus hijos no han comido en días. Lo detienen. Un guardia lo enfrenta y lo mata.

Desde el derecho, es simple: hubo un robo, hubo una muerte. Delito y castigo. Fin.

Desde la justicia, hay que mirar el contexto, las circunstancias, la desesperación de un padre que recurre a lo último para alimentar a sus hijos.

Y sin embargo, la realidad es aún más cruel: en México, ni una ni otra se aplica consistentemente. No hay culpables, no hay detenidos, no hay sentencias. Solo víctimas que se suman a las estadísticas de impunidad.

Pero no siempre (o casi nunca) es lo que se imparte en los tribunales.

Nos dicen que hay que reformar el Poder Judicial. ¿Para qué? Porque hoy, lo que falta no es teoría jurídica, sino resultados.

Queremos un sistema que funcione. Que sí castigue a quien delinque, que sí absuelva a quien es inocente, y que sí repare, al menos en parte, el daño a las víctimas.

Porque al final, como en el fútbol, algunos dirán: “no importa si Toluca jugó feo, lo importante es que ganó”. ¿Queremos eso para nuestro país? ¿Un campeón que hace faltas, pero se corona? ¿O un sistema que, aunque imperfecto, aspire a jugar limpio?

No se trata nada más de aplicar el derecho. Ni tampoco de aspirar a una justicia idealizada.

Se trata de reconstruir la confianza en un país donde ni siquiera estamos seguros si fue —o no— penal.