Puerto Seco: un barco toca sirena en Manzanillo
- Plaza Garibaldi
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Alejandro Sánchez

Bajo un sol que quema como horno, enormes embarcaciones con mercancías de todo el mundo forman inmensas flotillas en el puerto de Manzanillo, en espera de ser descargadas, mientras seis mil camiones que hacen filas kilométricas aguardan para recoger su carga, pudriéndose en el laberinto aduanal.
La sobredemanda de importaciones y exportaciones, las fallas mecánicas y los problemas en el sistema del puerto más importante de América Latina provocan el colapso total y la descomposición de las mercancías. Por Manzanillo entra casi el 50 por ciento de la carga a escala nacional, y Jalisco, entidad vecina, espera el 15 por ciento de esa carga. En este infierno logístico, un nombre resurge como tabla de salvación: Puerto Seco.
Es la fantasía de Acatlán de Juárez, que duerme en papeles desde hace 10 años. Cindy Blanco, secretaria de Desarrollo Económico, la desempolva con urgencia al encontrar en la insistente crisis una gran oportunidad: “Es nuestra extensión terrestre, la válvula de escape”. Su revelación, adelantada durante una sesión de trabajo para apoyar a pequeños empresarios, dibuja el sueño de hierro y cemento: aduanas tierra adentro, grúas descargando camiones y mercancías fluyendo por venas viales.
La única cirugía mayor para desatascar las arterias comerciales de México. Pero el diablo está en los detalles. Dos trámites federales flotan en el caluroso ambiente: el permiso aduanal de Hacienda, prácticamente un hecho, pero aún no firmado, y el aval energético para alimentar al monstruo logístico con parques solares fantasma que nadie construye.
“Estamos en las últimas gestiones”, dice un funcionario del gobierno de Pablo Lemus al dar más detalles sobre el terreno prometido. Afirma que la solución está ahí: espacio para ampliar caminos, la sombra donde crecerá la aduana, el hueco para los transformadores. “Todo esto sí podría descargar Manzanillo y reducir los tiempos de espera. Oficialmente son de cinco días, pero en la práctica son de hasta tres semanas”. Todo está listo, menos el sello oficial federal.
Es un corredor que se puede detonar. Faltaron terrenos a Jalisco para entrar a los polos de desarrollo de la presidenta Sheinbaum, con los que busca que se genere un crecimiento económico inclusivo y sostenible en diferentes regiones del país. “Pero también estamos buscando más terrenos con ejidos y ayuntamientos para que lo incluyan el próximo año”, aseguró el funcionario involucrado en el proyecto salvavidas.
Conjuntar ese proyecto con lo que pasa en Guadalajara, denominada por la nueva narrativa oficial como el Silicon Valley mexicano, tiene lógica. Gracias a su creciente industria tecnológica y su ecosistema emprendedor pujante. La Zona Metropolitana atrajo a numerosas empresas tecnológicas que establecen centros de desarrollo y operaciones en la región, generando una alta demanda de espacios de oficinas y parques industriales.
También la industria del cine, emergente y prometedora en Jalisco por encima del resto del país, está abriendo los ojos de la comunidad internacional y transformando el panorama global, para que las historias ya no solo se cuenten desde Hollywood, sino también desde la tierra del tequila como una nueva opción.
El Puerto Seco, como instalación logística ubicada tierra adentro para conectarse con Manzanillo por vía terrestre y ferrocarril, fue un sueño del finado gobernador Aristóteles Sandoval y, en el pasado sexenio de Enrique Alfaro, una propuesta para facilitar la gestión y distribución de mercancías a distancia de la costa, incluyendo la gestión aduanera. Pero no se dieron las condiciones para construirlo.
La secretaria Blanco teje estrategias: “Puerto Seco lo presentamos al gobernador Lemus. Trabajamos con iniciativa privada, es la solución estructural”. Afuera, en los muelles de Manzanillo, los barcos tocan sirena. Es el sonido de la mercancía jalisciense esperando para levantarse. De los medicamentos que llegarán. De las máquinas que no giran aún. Para la administración local, el Puerto Seco es más que mapas donde la vía Manzanillo serpentea el terreno de la nueva aduana.
Lemus hará el anuncio técnico, mientras a un costado de Manzanillo los campos de Acatlán esperan el ingreso de las primeras excavadoras para remover la tierra árida. Pero la pregunta que flota en el aire espeso y caliente es: ¿llegarán antes que el próximo paro portuario?
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