Corrió 4 veces el GP de México, una tragedia lo hizo abandonar F1 y ahora regresa en otra faceta
Stefan Johanson regresa al Autódromo Hermanos Rodríguez para el Gran Premio de México, pero esta vez no es como piloto.
Stefan Johansson, un ex piloto sueco de la Fórmula 1, conocido por haber corrido para escuderías prestigiosas como Ferrari y McLaren, ha regresado al Autódromo Hermanos Rodríguez de la Ciudad de México, aunque esta vez está lejos del volante.
Johansson compitió en cuatro ediciones del Gran Premio de México entre 1986 y 1989. En su retorno actual, el sueco está presente para mostrar una faceta totalmente distinta: la de pintor.
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El mundo del automovilismo y el arte son dos disciplinas que convergen en la pasión del sueco. Hoy en día, Johansson desempeña su pasión artística exponiendo algunas de sus obras en un pasillo especial dentro del paddock del Autódromo.
Este pasillo conduce a los pilotos hacia el Media Center, un lugar neurálgico donde trabajan cientos de periodistas y donde se llevan a cabo las conferencias de prensa y las juntas previas a cada Gran Premio.
Los inicios estéticos y la colección
El interés de Stefan Johansson por la estética no es reciente. Desde muy joven, el expiloto se sintió atraído por el diseño y la belleza, incluyendo "carros bonitos, arquitectura, arte, lo que sea".
Una vez que comenzó a generar ingresos significativos gracias a su carrera como piloto, empezó a adquirir piezas de arte, coleccionando "un par de piezas de arte aquí y allá".
A pesar de disfrutar y apreciar el arte, Johansson nunca consideró la práctica artística de forma académica, ya que su vida se desarrollaba completamente en el ámbito del automovilismo. Sin embargo, esta percepción cambió drásticamente a raíz de un evento trágico.
La tragedia que impulsó la creación
El punto de inflexión en la vida de Johansson y su camino hacia la pintura fue la muerte de su amigo, el piloto italiano Elio de Angelis.
De Angelis, quien corría para Brabham, perdió la vida el 14 de mayo de 1986 durante unas pruebas libres privadas en el circuito Paul Ricard, ubicado en Le Castellet, Francia.
El accidente fue catastrófico: el alerón trasero de su Brabham BT55 se desprendió mientras viajaba a gran velocidad, lo que provocó una pérdida de carga aerodinámica. El coche volcó, impactó contra una barrera y se incendió.
Aunque el impacto inicial no resultó mortal, la situación se vio agravada por la falta de comisarios de pista, lo que impidió que De Angelis saliera del vehículo sin asistencia.
Varios pilotos que se encontraban cerca, incluyendo a Alain Prost, Alan Jones y Nigel Mansell, se detuvieron para intentar rescatarlo a pesar del fuego.
La ayuda médica, sin embargo, tardó 30 minutos en llegar en helicóptero, y Elio de Angelis falleció 29 horas después en un hospital en Marsella a causa de la inhalación de humo. Esta pérdida marcó profundamente a Johansson.
Un descubrimiento apasionado y el regreso a México
La pérdida de De Angelis fue el catalizador que empujó a Johansson a tomar un pincel. El ex piloto sintió la necesidad de crear algo tangible en memoria de su amigo.
“Cuando murió en un accidente, me afectó bastante. Por cualquier razón, no sé, hasta el día de hoy, fui y compré un lienzo y pintura y quería hacer algo en su memoria (...) Fue como si la lluvia me golpeara. Y dije, ¡guau! Esto es algo que me encanta hacer”.
Respecto a la exposición en el Autódromo Hermanos Rodríguez, Johansson explicó que su participación se concretó gracias a Rodrigo Sánchez, director de marketing del Gran Premio de la Ciudad de México, quien le extendió una invitación.
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Sus obras, motivadas inicialmente por la estética y ahora profundamente vinculadas al automovilismo, están disponibles para la compra.
Buscando un estilo único para el motor
Aunque su entorno natural es el automovilismo, Johansson inicialmente fue reacio a pintar vehículos, a pesar de que "Todo el mundo quería que yo pintara carros". Su objetivo era evitar caer en un estilo ya explorado.
“Todos me decían, ¿por qué no haces carros? Bueno, hay miles de grandes artistas que pintan carros, así que pensé que tenía que encontrar mi propio estilo único”.
La solución a este dilema surgió inesperadamente durante un vuelo. Johansson relató que tomó un libro que presentaba una impresión y un estilo particular. Decidió aplicar esa estética única a los coches, buscando hacerlo interesante y distintivo.
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