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Infantes "juegan" con escultura de Mario Zarza en Parque La Mexicana

La funcional obra el ‘Hombre de los columpios’ se compone de cuatro esculturas en fierro de un personaje que sostiene columpios para el esparcimiento infantil.

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Editorial Telediario Nacional /

El ‘Hombre de los columpios’, obra creada por el artista visual Mario Zarza, es una enorme escultura en fierro de un hombre que sostiene, en efecto, una docena de columpios para esparcimiento infantil, por ello representa un acercamiento vivo del arte a la sociedad, en específico a los niños, y una búsqueda por lograr la interacción entre sociedad, arte y espacios naturales destinados a la recreación y esparcimiento.

La escultura se encuentra en el nuevo Parque La Mexicana en Santa Fe, un área verde que se distingue entre los rascacielos y edificios modernistas de esa zona poniente de la CdMx.

Mario Zarza (CdMx, 1983) es un artista plástico emergente que ha trabajado en diferentes iniciativas privadas e independientemente. Tres exposiciones individuales, proyectos especiales solicitados por empresas y más de10 exposiciones colectivas de pintura y esculturadan testimonio de su labor en la escena plástica mexicana, donde se ha distinguido por trabajar el óleo y el metal.

En entrevista para Milenio Digital sobre el Hombre de los columpios, Zarza comenta que dentro de las iniciativas del gobierno de la CdMx para rescatar espacios verdes, tuvo la oportunidad de presentar su proyecto.

“Les encantó la idea de que fuera para niños… Me dieron mucha libertad, pero bueno, el tema para niños también implicó otras cosas, como la seguridad. Hubo cierta controversia y nos ajustamos a las leyes de construcción de la CdMx para que el proyecto fuera aprobado y pudiera además ser funcional durante muchos años”.

Añade que el empezó haciendo trabajo de repintado automotriz y que para eso aprendió a manejar el aerógrafo: “Soy autodidacta ciento por ciento Quise hacer aerografía y después descubrí que lo mío era la tela. Luego empecé a diversificar la obra de pintura y pasé a la escultura, que es un poco más cara, y cuando pude hacerme de un equipo ya empecé con el fierro realmente”.

“La escultura es otra cosa completamente, no puedo mezclar la pintura con le escultura, porque el soldar y el esmerilar y el estar ahí en el calor del metal pues implica un estado de choque. Tienes que estar preparado para estar ahí y saber que te puedes quemar, que te puedes lastimar, que tienes que cargar. Entonces nunca las mezclo, pero las dos disciplinas me complementan muy bien y me gustan”.

“Los procesos de soldadura, los procesos de corte, los fui aprendiendo sobre la marcha realmente. Lo padre del metal es que solito se fue dando, el material me gusta mucho y entonces el proceso de aprendizaje no pesa porque lo estás gozando, lo estás disfrutando y vaya, ceo que ahí me puedo quedar para toda la vida. O sea que hay tantos procesos que involucran, como el rolado, como el doblado, como las distintas soldaduras, que nunca acabas. Mejor especializarse a tratar de abarcar mucho”.

La obra el Hombre de los columpios consta de cuatro piezas aproximadamente de una tonelada de peso cada uno, lo que implicó un trabajo también de maquila y logística para mover el material, comenta también Zarza.

“Fíjate que fue algo padre pero muy diferente, monumental. El volver a salir a la calle y tener que delegar trabajo y manejar gente, pues sí fue algo que en principio me costó un poco de trabajo, pero al final, cuando veo las esculturas, que se usan, que van las familias, que amarran al perro en la pierna de la escultura, pues todo se paga. Estoy satisfecho con eso”.

“Las piezas se hicieron en el Estado de México, rumbo a Querétaro. Se tuvieron que patinar, se les dio el acabado en Naucalpan y luego fueron entregadas en Santa Fe, aquí en la CdMx. Entonces sí hubo grúas de por medio. Cada pieza pesa alrededor de una tonelada y son cuatro. La primera se entregó a manera de prueba en septiembre de 2017 y las siguientes tres piezas al mismo tiempo, a finales de noviembre, pocos días después de que se abriera el Parque al público, así que las llevamos en una plataforma. Estuvo bueno, fue divertido”.

Lo mejor ha sido ver la utilidad que le dan a las piezas, continua Zarza. Incluso los fines de semana se llega a hacer cola para subirse a los columpios y “jugar” con la obra que creó.

“Si se visita el Parque La Mexicana allá en Santa Fe, siempre hay una o dos personas en la escultura, porque yo voy ya en la noche, pero siempre están en uso, y eso para mí es lo que realmente vale”.

La escultura el Hombre de los columpios es una muestra interesante de cómo interactúan el arte y los espacios verdes con nuestro espíritu, añade Zarza: “Para mí fue una gran oportunidad de que se pudieran conjuntar las dos cosas, y más que fuera para niños”.

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