Arzobispo de León, Jaime Calderón, demanda más seguridad después de los hechos violentos en San Bartolo de Berrios
Jaime Calderón por primera vez presidió la misa de víctimas de una masacre, el templo de Nuestra Señora de Guadalupe Reyna de los Apósteles.
En la misa de cuerpo presente de los siete jóvenes asesinados en San Bartolo de Berrios, el arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón, exigió a las autoridades más seguridad para proteger a los ciudadanos, de lo contrario dijo la impunidad generará más violencia y odio.
El Arzobispo por primera vez presidió la misa de víctimas de una masacre, el templo de Nuestra Señora de Guadalupe Reyna de los Apósteles en la comunidad de San Bartolo de Berrios en el municipio de San Felipe, estuvo repleto de familiares, amigos y vecinos de las víctimas.
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"Desde aquí puedo expresar los sentimientos de ustedes hacía las autoridades que tienen el deber de cuidarnos, tienen el deber de salvaguardarnos de la vida, tienen el deber de ayudarnos a vivir como seres humanos, porque de lo contrario la impunidad generará más violencia, la impunidad generará más odio y resentimiento en la comunidad", exigió Jaime Calderón.
Señaló que ya no bastan los lamentos o las palabras vacías, sino que se requiere una acción decidida de quienes gobiernan porque la violencia ha ido creciendo.
Acompañado por familias destrozadas y un pueblo sumido en el silencio, el Jerarca no solo elevó oraciones, sino también la voz, clamando al inicio desde el inicio de su homilía: "Dejen de asesinar a sus hermanos", dejando claro que nadie le puede arrebatar la vida a nadie.
Recordó que semanas atrás visitó la comunidad de San Bartolo de Berrios y aquel día era una celebración, "ahora lloro y lamento con ustedes la muerte de estos siete jóvenes que perdieron la vida de esta manera tan violenta".
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Ante decenas de personas, enfatizó que como Obispos hoy reconocen que la violencia va en aumento y cada vez es más atroz.
"¿Qué está sucediendo con este pueblo tan noble, tan religioso?, llegamos a una conclusión hay una descomposición social", dijo.
El Arzobispo bendijo cada de los ataúdes con los cuerpos de los siete jóvenes.
Los cuerpos de los hermanos César Emmanuel de 17 años y Ángel Gerardo Tapia de la Rosa de 19; además de Ángel Luis Corona Mancilla de 24, Mariano de la Rosa Corona de 18, de Miguel Ríos Juárez de 25, de Braulio Ignacio Ortiz Pérez de 19 y de Ángel Rodríguez Piñón fueron escoltados por sus familiares hasta el panteón que llevaban globos blancos, otros sus fotografías y flores.
Los cuerpos de los siete jóvenes fueron sepultados cerca uno de otro, en la misma zona del panteón de su comunidad. Entre ovaciones, música y exclamaciones de justicia fueron despedidos.
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