Eventos cardiovasculares: un enemigo silencioso e indoloro
El empresario Homero Villarreal quiere informar y educar, pues forma parte de una fundación que busca capacitar a niños y adolescentes para detectar síntomas de eventos cerebrovasculares en sus familiares.
Homero Villarreal tiene 23 años de trayectoria en el ámbito empresarial y una vida marcada por un giro inesperado.
“Después de trabajar más de dos décadas en Oxxo, decidí emprender. No imaginé que lo que me pondría a prueba sería mi salud”, cuenta al iniciar su testimonio.
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Una mañana, mientras se preparaba para llevar a su esposa a un viaje del apostolado, Homero salió del baño e intentó hablar. “Ya no pude decir nada. Empecé a balbucear como un bebé. No podía articular palabra”, relata.
Su esposa, médica de profesión, notó de inmediato las señales, le pidió que hiciera algunos movimientos básicos para detectar una posible embolia.
“Con la mano derecha pude tocarme la nariz, pero con la izquierda apenas llegué al ojo. Fue ahí cuando nos fuimos al hospital”, recuerda.
En menos de 30 minutos, Homero ya era atendido por el doctor Fernando Góngora, neurólogo especialista en enfermedades neurovasculares.
“Entraron por la ingle con un tubo hasta el cerebro. El coágulo estaba obstruyendo la irrigación, y afectaba mi habla y el brazo izquierdo. Lo deshicieron ahí mismo”.
Durante la intervención, los médicos también detectaron una obstrucción severa en la carótida izquierda.
“El jueves deshicieron el coágulo y el lunes me colocaron un stent”, explica Villarreal.
Pero eso fue apenas el comienzo, pues en el mismo procedimiento se detectó un aneurisma que, aunque no había explotado, estaba a punto de hacerlo.
“Como una llanta con una bola que en cualquier momento truena. No dolía nada. No había ninguna señal”.
El aneurisma fue tratado meses después, en octubre.
“Fue un procedimiento preventivo. Gracias a eso sigo aquí, porque si hubiera reventado, otra sería la historia”.
Homero insiste en que jamás sintió dolor ni experimentó síntomas previos.
“Ese es el problema. No hubo advertencia. No hubo estrés, discusiones, ni días difíciles. Nada. La fragilidad del cuerpo es silenciosa”, señala.
Después del primer evento tuvo que reaprender a hablar.
“Perdí el habla, el 70 por ciento. Me recomendaron cantar para reactivar las conexiones cerebrales. Empecé desde las vocales, como un niño. Mi esposa me ayudaba todos los días. Hasta para regañarla tenía que volver a aprender”, dice.
Incluso tocar la guitarra, una de sus pasiones, se convirtió en terapia.
“Quise poner un acorde y mi mano ya no respondía. Ahí entendí que también debía rehabilitar la parte motriz”.
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El segundo episodio lo llevó de nuevo al quirófano por el aneurisma y el tercero, en mayo del año pasado, fue más severo.
“Estaba cenando, mi esposa me preguntó si me sentía mal, porque se me caía la comida por un lado de la boca. Otra vez perdí el habla, las piernas y el brazo derecho. Como si me hubieran bajado el switch”, relata.
Gracias a la rápida reacción de su esposa y la intervención del mismo médico, Homero pudo recuperarse otra vez.
“El doctor Góngora me volvió a operar, me reactivó el cerebro, como si hubiera reiniciado todo. Pero de nuevo tuve que aprender a hablar”.
Durante el proceso, su entorno fue un apoyo vital.
“Mi familia entendió todo. No me dejé caer en la depresión. Al contrario, me crezco al castigo. Como toro de lidia”.
Hoy, su lucha tiene un nuevo sentido: informar y educar, pues forma parte de una fundación que busca capacitar a niños y adolescentes para detectarsíntomas de eventos cerebrovasculares en sus familiares.
“Queremos que, si un abuelo o papá empieza con signos, los niños sepan reaccionar y llamen a emergencias”.
Cuando se le pregunta por el momento más crítico, Homero responde sin dudar: “El primero, quise hablar y no pude. Entendí que algo grave pasaba. Pero el tercero fue el más fuerte, porque perdí piernas, brazo y habla. Me sentí desconectado”.
A pesar de todo mantiene el humor y el compromiso.
“Le agradezco a mi esposa, a mis hijos, al doctor Góngora y a Dios. Sigo aquí porque me atendieron a tiempo. Quiero que todos lo sepan: esto puede pasar sin aviso. Pero con información y reacción rápida se puede salvar una vida”.
Hoy, Homero continúa con terapia, retoma su rutina con lentitud y conserva algo más valioso que las palabras: la determinación.
“Ya no puedo hablar como antes. Yo era maestro universitario. Ahora los alumnos me regañan a mí. Pero sigo. Y seguiré mientras pueda transmitir lo que viví”.
▶ #TuMédicoTD | El empresario Homero Villarreal nos cuenta su experiencia al sufrir tres eventos cardiovasculares.
— @telediariomty (@telediariomty) June 24, 2025
¿Tú ya conocías que es ICTUS? #TelediarioMatutino ⭐️ @Deb_Estrella, @josuebecerra y @_sandrasandoval pic.twitter.com/1lWWOmcbiC
¿Cuáles son los síntomas problema cerebrovascular?
Aunque un evento cerebrovascular es silencioso, algunos de los signos previos son:
- Al menos ocho de cada 10 pacientes sienten debilidad de la mitad del cuerpo (brazos y piernas), parálisis facial (parte inferior de la cara), y problemas para hablar o comprender
- El dolor de cabeza no es el síntoma más común del infarto cerebral, pues solo uno de cada 10 casos lo tiene
- El dolor de cabeza intenso y súbito, también llamado cefalea del trueno
Factores de riesgo
De acuerdo con especialistas, los eventos cerebrovasculares pueden tener factores múltiples como:
- Diabetes mellitus
- Hipertensión
- Colesterol alto
- Obesidad
- Falta de ejercicio regular
- Tabaquismo
- Alimentación no saludable
- Exceso de alcohol
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