Kika pide apoyo para conseguir su medicamento para tiroides; la enfermedad la ha inmovilizado
Francisca Martínez es el eje de su familia, sustentando a dos hijos menores de edad y a su propia madre.
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El exhorto principal de Francisca es a la donación directa de los fármacos que consume, en caso de que alguna persona los posea y ya no los necesite.
La vida de Francisca Martínez, conocida cariñosamente por sus allegados como "Kika", ha tomado un giro dramático en la última década.
Lo que comenzó como un malestar físico progresivo ha escalado hasta convertirse en un diagnóstico de problemas de tiroides que hoy la postra y le impide ser el sostén económico que su familia necesita.
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Su calvario es un doloroso retrato de la vulnerabilidad que enfrentan miles de mexicanos sin acceso a seguridad social y con ingresos inestables.
Hace cerca de diez años, doña Francisca experimentó los primeros síntomas que mermaron su capacidad para realizar tareas básicas como caminar o trabajar, limitándola progresivamente hasta el punto de la inacción. Esta condición no solo ha afectado su salud, sino que ha hundido a su hogar en una severa precariedad.
A pesar de la adversidad, la señora Kika no está sola. La solidaridad de amigos y conocidos ha sido un paliativo, manifestándose en diversas dádivas y apoyos. No obstante, el recibir ayuda sin poder retribuir es una carga emocional que la embarga de impotencia.
"Yo desafortunadamente no tengo seguro ni nada que me ayude a sobrellevar mi enfermedad", lamenta Francisca, quien se siente abrumada por la dependencia.
Gracias a la oportuna intervención de una vecina o amiga, Francisca pudo acceder a una consulta especializada, un paso crucial para el diagnóstico y tratamiento de su condición tiroidea, sin embargo, el alivio fue efímero.
La ausencia de un empleo estable y, consecuentemente, de ingresos fijos, ha creado una brecha infranqueable entre la prescripción médica y la posibilidad de adquirir los fármacos necesarios.
"Llevo varias semanas con dolor, sin poderme levantar, sin poder dormir porque no he podido comprar el medicamento que me recetaron", confiesa con voz entrecortada.
La dosis diaria que requiere es considerable, sumando más de diez pastillas de medicamentos vitales como Tiamazol, Indacaterol con Glicopirronio y Atenolol. La imposibilidad de costear este tratamiento la obliga a soportar el dolor y el deterioro de su salud, una situación que pone en riesgo su bienestar y el de sus seres queridos.
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Kika pide apoyo para conseguir su medicamento para la tiroides
Francisca Martínez es el eje de su familia, sustentando a dos hijos menores de edad y a su propia madre. Su firmeza y dignidad la mantienen renuente a permitir que sus hijos abandonen la escuela para ayudarla económicamente. Por ello, hace un llamado urgente a la sensibilidad de la sociedad duranguense.
"Ojalá alguien de buen corazón me pueda ayudar con medicamento, con 20 pesos o con cualquier otra cosa, de verdad ustedes no saben cuánto me ayuda que en la calle me socorran con lo que sea", suplica Francisca, explicando que hasta el donativo más pequeño se traduce en comida, "diez pesos de tortilla y diez pesos de frijol", para su familia.
El exhorto principal de Francisca es a la donación directa de los fármacos que consume, en caso de que alguna persona los posea y ya no los necesite. La esperanza de recuperar su movilidad y fuerza es lo que la impulsa a seguir adelante y a desear poder agradecer personalmente a cada benefactor.
Las personas que deseen brindar su apoyo pueden localizar a Francisca Martínez en su domicilio, ubicado en la calle Mirador # 204 de la colonia Juan Lira. Para cualquier contacto directo o para coordinar la entrega de ayuda, su número de teléfono está disponible: 618 - 300 - 90 - 12.
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