"Era muy sonriente y amigable": así recuerdan a Fernandito, secuestrado y asesinado en Edomex
Habitantes de la colonia Ex Hacienda San Isidro recuerdan el gran carisma de Fernandito, así como algunas carencias, pues “había días que llegaba a la escuela con hambre”.
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A pesar de la falta de un empleo formal, la madre de Fernandito consiguió inscribir a su hijo en el jardín de niños | Juan Camacho
Vecinos de la colonia Ex Hacienda San Isidro recuerdan a Fernandito como un pequeño lleno de energía. Su carisma le permitía hacer amigos fácilmente entre comerciantes, tianguistas y locatarios del Boulevard Sagitario, a quienes apoyaba junto a su madre, Marcelina.
Fernandito fue hallado muerto en el municipio de La Paz, Estado de México, luego de ser secuestrado por una deuda de mil pesos de su madre, a quien acompañaba a apoyar a los comerciantes para colocar sus puestos y cubrir sus gastos diarios.
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“Apoyaba a los comerciantes para colocar sus puestos cuando acompañaba su mamá, era muy sonriente y amigable, por eso toda la gente compartía con él, porque sabíamos la situación en que se presentaba”, recordó Alex Alexis, delegado de la colonia.
“Llegaba a la escuela con hambre”: Fernandito mantenía buen humor pese a carencias
Marcelina y Fernandito, desde su llegada a la colonia, enfrentaban una situación adversa. Cubrir necesidades básicas como alimentación, educación y salud era un constante desafío para la familia, conocido por todos los pobladores.
Liliana Gómez, una vecina, recordó que, a veces, el niño llegaba con hambre a la escuela. A pesar de las carencias, el pequeño nunca perdió su buen humor ni su energía.
“Siempre se vio que el niño carecía de cositas; había días que llegaba a la escuela con hambre”, comentó.
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Fernandito era feliz en el jardín de niños
Pese a que Marcelina no contaba con un empleo formal, además de tener una discapacidad, no se rindió y logró inscribir a su hijo en el jardín de niños Juan Luis Vives.
Dentro de las aulas, Fernandito encontró felicidad. Corría por el patio y convivía con sus compañeros, quienes hoy lamentan profundamente su ausencia.
“Lo veíamos en la entrada y salida de los niños, realmente no veíamos qué pasaba, pero era un niño muy lindo, nunca fue grosero, ni mucho menos, y creo que no merecía esto y las personas que le hicieron el daño sí necesitan pagar”, apuntó la vecina.
Una vecina anónima contó que a veces le daban su lonche a Fernandito, pues veía que los demás comían y él también quería. Fue descrito como muy platicador, alegre y con mucha energía.
"Era muy alegre, con mucha energía, muy platicador con todos los que se les acercaban, no era grosero ni nada; al contrario, era un niño muy bonito con todos, por eso no es justo lo que le hicieron", detalló.
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