Abrip Asep se encontraba en servicio cuando el tsunami del océano Índico azotó Indonesia. Su familia denunció su desaparición, más tarde fue declarado muerto.
El gobierno de Indonesia se comprometió a vacunar cerca de 5 mil periodistas, ya que son considerados como un grupo de riesgo por la labor que desempeñan.
El castigo otorgado a cada uno de los hombres fue de 40 golpes con caña; el lugar donde ocurrieron estos hechos es conocido por practicar un islam conservador.
Aunque en diversas partes del mundo se ha priorizado la aplicación de vacunas para el personal médico, adultos mayores y personas con comorbilidades, en Indonesia priorizaron la vacunación a figuras públicas.
Los hombres, de 27 y 29 años, fueron golpeados en la espalda por un conjunto de cinco personas con capuchas y túnicas, los cuales se turnaban para golpearles.