En un texto breve pero profundamente espiritual, el Santo Padre dejó instrucciones precisas sobre su lugar de sepultura y compartió su última ofrenda por la paz mundial.
Andrés Beltramo, catedrático de la UPAEP, explicó que como persona el Papa Francisco fue peculiar, ya que echó mano de todos los gestos, señales y formas que tenía para comunicarse de manera humilde con la gente.