Pareja de abuelitos duranguenses piden caridad para poder poner un plato con comida sobre su mesa
Doña Elena y el señor Crisanto Gurrola afrontan serios problemas económicos tras sus problemas de salud en Gómez Palacio.
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La señora Padilla recuerda como a sus 55 años de edad trabajaba perfectamente sin problemas de salud.
De manera diaria, la señora María Elena Padilla sale acompañada de su esposo a recorrer las principales calles y cruceros de la ciudad para solicitar una ayuda económica que le permita poner un plato con comida sobre la mesa, ya que, desde que ésta perdió la vista, su estilo de vida se ha ido en decadencia.
Con mucha melancolía, la señora Padilla recuerda como a sus 55 años de edad, su trabajo como encargada de mandados en el Mercado Gómez Palacio, le permitía subsistir de una manera digna, ya que, su esposo, no invertía tanto tiempo en cuidarla y podía desempeñarse como chalan o en cualquier otro oficio que contribuía económicamente al sustento del hogar.
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La difícil situación que enfrenta la pareja tras los problemas de salud
“Ya toda la gente en el Mercado Gómez Palacio me conocía, en los puestos de artesanías me mandaban por comida o en los comedores me daban comida para llevarle a mi esposo pero, desde que me empezaron a salir las cataratas, poco a poco fui perdiendo la vista hasta que, una vez me salí de mi casa y ya no pude regresar, tuvieron que ir por mi los policías y mi esposo tuvo que ir a la comandancia para reportarme como perdida porque ya no pude ver el camión que necesitaba agarrar y me fui para otro lado que ni yo conocía,” recordó.
Por su parte, el señor Crisanto Gurrola, pareja sentimental de doña Elena, ha descrito como derivado de su avanzada edad, el poder empujar a su esposa en su silla de ruedas, se ha ido complicando poco a poco, no tanto por falta de apoyo o empatía de la gente, sino porque su condición física ya no le da las fuerzas suficientes para transportarla desde la colonia López Portillo hasta el primer cuadro de la ciudad.
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Piden apoyo, pues doña Elena pierde cada vez más la memoria
“La verdad es que batallamos mucho, principalmente, ella que tiene irse en su silla de ruedas, asoleándose en todo el centro, yo también le batallo poquito pero me aguanto porque si no nos ayudamos entre nosotros quien nos va a ayudar, no tuvimos hijos, ya estamos viejos y pues no podemos estar atenidos a lo que nos caiga del cielo… Gracias a mi padre Dios que la gente nos ha apoyado, diario nos sale para comprar medio kilo de tortillas y una sopita, eso es lo que comemos siempre o a veces le cambiamos cuando la gente nos da un pan o una despensa,” agregó.
Sin saber leer ni escribir, doña Elena, poco a poco ha ido perdiendo la memoria, al grado de no saber su dirección, sin embargo, se atiene a la lucidez de Don Crisanto, quien al día de hoy, solicita cualquier tipo de ayuda que le permita sacar a su esposa adelante.
Sin un número de teléfono a donde comunicarse, la pareja de septuagenarios brinda su dirección para que, cualquier persona caritativa pueda llevarles un apoyo a la colonia López Portillo, Privada Gustavo Díaz Ordaz #102.
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