Es exceso de violencia

QUÉ ESTÁ PASANDO CON LOS AGRESORES.- Todavía se recuerda al joven adicto a las drogas, quien al no recibir dinero de su señora madre para comprarlas, en un ataque de ira decidió matarla. Después de cometer el crimen, el presunto homicida salió a la calle para gritar que su madre no tenía vida y fue cuando sus vecinos dieron aviso a la policía y fue detenido. 

Ahora, en la ciudad de Saltillo se dieron dos hechos de violencia que también sobrepasan el límite, que dice uno “qué locos” están quienes fueron los agresores. Primeramente, una mujer que se encontraba dormida en su casa, al escuchar ruidos afuera de la misma salió a ver qué sucedía y fue cuando observó a su esposo platicar amenamente con una amiga. 

En esos momentos la mujer se transformó en el mismo demonio, ya que fue tanto su coraje de ver a su marido con la otra que decidió ir a la cocina por un cuchillo para atacar a la amiga de su esposo y provocarle al menos 13 heridas en rostro, cabeza y cuerpo, reportándose el estado de salud de la lesionada como grave. 

Pero eso no fue todo lo que sucedió en la capital del estado, ya que en otro hecho un joven de 25 años al escuchar que tocaban en la puerta de su casa, acudió para ver quién era y de pronto fue rociado con gasolina y su agresor no conforme le prendió fuego y luego se dio a la huida. 

Era tanto el dolor, que sus gritos alertaron a sus vecinos, quienes pidieron apoyo de los paramédicos, ya que la víctima presentaba quemaduras en rostro y cuerpo. En Torreón se presentó una riña en donde un hombre acudió a reclamarle a su vecino el haber insultado a su pareja, cuando de pronto fue atacado con arma blanca tipo machete, sufriendo dos heridas en la cabeza y una más en un brazo, lesiones que fueron fatales, ya que la víctima falleció cuando recibía atención médica. 

Se terminó aquella época de violencia extrema, pero parece que regresamos a una más violenta, en donde no se necesitan las balas para hacerle daño a sus enemigos. Eran en un principio accidentes viales, atropellos, choques, volcaduras, luego riñas al calor de las copas y ahora, ataques con alevosía y ventaja.

Walter.juarez@milenio.com