Después de ahogado el niño a tapar el pozo

EN LA PRESA FRANCISCO ZARCO NO HAY RESPETO POR LA VIDA.- Después de ahogado el niño, a tapar el pozo y es que después de la tragedia en la presa Francisco Zarco, en donde tras volcarse una lancha en las cuales se dan paseos turísticos, los ocupantes cayeron y uno se ahogó. Años y años, administraciones pasan y en la presa nada cambia, ya que no hay una vigilancia, nadie respeta el reglamento de seguridad y los visitantes realizan actividades recreativas sin ningún protocolo. En otros sitios turísticos, lo primero que hacen los prestadores de servicio es al subirse a una embarcación, es ofrecer chalecos salvavidas, mientras que en la Francisco Zarco, lo principal es cobrar por dar una vuelta por el vaso de la misma, sin pensar en que las tragedias pueden pasar en cualquier momento. Se sabe que muchos laguneros acuden a “Las Tórtolas” para disfrutar de un buen pescado en algún restaurante, además, para poner el asador y deleitarse con una buena carne asada. Pero ya entrados, algunos visitantes se pasan en el consumo de alcohol, les dan las altas horas de la noche sin que alguien los vigile o les diga que es hora de retirarse. En ese sector las actividades que ahí se realizan no son supervisadas, nadie les dice nada a los “lancheros” para que realicen bien su trabajo, para que cuenten con todo lo necesario para ofrecer un servicio con seguridad. Ahora, después de la tragedia no cabe duda que el ayuntamiento de Lerdo, por fin pondrá atención, por lo que se tendrá una mayor vigilancia por parte de la policía municipal, como por Protección Civil. En estos momentos, lo más importante antes de implementar medidas de seguridad, es encontrar el cuerpo del joven Jorge, de 28 años, el cual sigue desaparecido en las frías aguas de la Francisco Zarco. Se espera que el ayuntamiento de Lerdo hable con los de la cooperativa, que les pida que por la seguridad de sus agremiados y las de los visitantes, cumplan con las normas, pero lo principal, que cuenten con los chalecos, ya que los mismos pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Walter.juarez@milenio.com