El costo oculto de la belleza, cuáles son los riesgos legales y sociales de una mala práctica

Hola, amigas y amigos. Hoy abordaremos un tema de gran relevancia social que nos invita a la reflexión: la medicina estética y plástica. 

En esta ocasión, quiero compartirles, en primer lugar, los riesgos que implican este tipo de procedimientos, especialmente en el ámbito jurídico.

Consideremos que estas intervenciones están dedicadas, de manera específica, a la conceptualización de atributos vinculados a la belleza, lo que se traduce en la idea de estar delgadas o de tener rasgos más definidos o afilados. 

Esto conlleva a que las mujeres sean el grupo poblacional que se encuentra mayormente en riesgo.

Esta situación es de vital importancia porque uno de los principales problemas que enfrentamos actualmente es la falta de un estudio global que permita establecer cuántas personas fallecen a causa de estas intervenciones, las edades con mayor riesgo o las estadísticas por género. 

Sin embargo, sí podemos constatar que, en casos recientes difundidos, la mayoría de las personas afectadas son mujeres.

Esta problemática ha llevado a identificar los principales riesgos asociados, lo que la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (AMCPER) ha denominado como intrusismo médico: la realización de procedimientos por personas sin la instrucción o especialidad requerida.

En este contexto, quiero destacar cuatro elementos clave a los que debemos prestar especial atención:

1. Procedimientos a muy bajo costo: Aquellos que se encuentran fuera del precio de mercado y que representan una situación de riesgo.
2. Lugares inapropiados: Espacios distintos a un hospital, como pequeños consultorios o incluso locales comerciales, para la realización de estos procedimientos.
3. Falta de credenciales: Personas que no demuestran su formación académica o cuyas credenciales (como la cédula profesional de la especialidad) no pueden ser verificadas.
4. Estereotipos de belleza: El mayor riesgo es la presión social impuesta por estereotipos que obligan, especialmente a mujeres y adolescentes, a cumplir con estándares de belleza que no son realistas ni saludables.

Como sociedad, debemos poner especial atención a este tipo de procedimientos. 

No se trata de catalogarlos como correctos o incorrectos, sino de asegurar que se realicen con los mayores cuidados posibles para evitar riesgos que puedan derivar incluso en una forma de violencia hacia las mujeres.

Muchas gracias. Nos vemos pronto.