Jalisco, 24 años invicto:el secreto del campeón
- Plaza Garibaldi
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Alejandro Sánchez

Jalisco rompió su propio récord en un final de película en Puebla, el último día de la Olimpiada Nacional 2025.
Los números hablaban por sí solos: Jalisco necesitaba cuatro oros para romper su marca del año pasado, cuando obtuvo 478 medallas doradas. Los atletas encargados de lograr la hazaña eran boxeadoras y boxeadores.
Esa tarde, cuando el primer peleador subía al ring, retumbó en mi cabeza una frase de Fernando Ortega, director del CODE Jalisco, que el año pasado me dijo al aire en una estación de radio: “El principal rival de Jalisco siempre será Jalisco mismo. Hay que reinventarnos para seguir siendo el número uno”.
La filosofía de Ortega estimula a los atletas a superar sus propias marcas, como la semana pasada, cuando necesitaban cuatro oros para batir el récord. No había margen de error. No podían fallar. No en esto. No ahora. Y entonces, el destino puso todo sobre el ring.
No solo ganaron las cuatro medallas de oro que necesitaban: ganaron seis, y escribieron su propia leyenda. Por vigésimo cuarto año consecutivo se escribió una nueva página en la historia. Mientras los demás estados del país intentan descifrar cómo derrotarlos, Jalisco sigue una fórmula imbatible: disciplina, continuidad y la sangre fría para ganar cuando más se necesita.
Ya son 24 años de reinado. Esta vez, 481 razones de oro para creer que esto no termina aquí. ¿Quién podrá detenerlos?
24 años de dominio deportivo
El récord histórico de 481 medallas de oro no es un golpe de suerte, sino el resultado de un sistema meticuloso, una visión a largo plazo y una cultura deportiva que trasciende gobiernos y generaciones. Pero, ¿cuál es el verdadero secreto detrás de este éxito?
Uno de los pilares es la continuidad de un proyecto que trasciende lo político. Mientras muchos estados reinventan sus estrategias deportivas con cada cambio de administración, Jalisco lleva 28 años, desde 1997, aplicando un modelo basado en ciclos olímpicos. Fernando Ortega Ramos, director general del CODE Jalisco, lo explica con claridad: “Estos resultados no se logran en seis años. Quien lo diga, está en un error. Se necesita proyección a mediano y largo plazo”.
La clave está en no depender de ciclos sexenales, sino en mantener una estructura que evoluciona sin interrupciones. Los jaliscienses llevan ventaja sobre el resto del país porque, en los últimos 25 años, el estado ha sido gobernado por políticos del PRI, PAN y Movimiento Ciudadano. Cada gobernante ha dado su apoyo al proyecto trazado desde 1997.
Jalisco no dispersa sus recursos. En lugar de competir en todas las disciplinas, identificó los deportes en los que podía ser potencia y, al mismo tiempo, donde México tenía oportunidades internacionales. “No es fácil ser bueno en todo. Hay que orientar ‘tiros de precisión’”, afirma Ortega.
La inversión en infraestructura y talento extranjero, como me lo dijo el funcionario deportivo el año pasado, es clave. Tras los Juegos Panamericanos de 2011, Jalisco aprovechó su infraestructura, pero no se conformó: reequipa de manera constante sus instalaciones y atrajo entrenadores cubanos, chinos y españoles para elevar el nivel técnico. A su vez, esos talentos ayudaron a formar entrenadores locales para sostener el modelo.
La detección y protección de talentos también es parte de la estrategia: el sistema no solo busca medallas hoy, sino preparar atletas para los próximos ciclos olímpicos. Por eso es contundente la protección de los perfiles. Los atletas son el resultado de un proceso de 12 a 18 años de desarrollo.
La mentalidad ganadora es otro componente esencial. “Nuestro mayor rival somos nosotros mismos”, repite Ortega. Estamos hablando de un modelo que México debería imitar. Jalisco no es campeón por casualidad ni por obra del espíritu santo. Lo es porque mantiene la continuidad más allá de los cambios políticos, invierte con inteligencia, forma técnicos y atletas con visión olímpica, y protege y proyecta a sus talentos a largo plazo.
Mientras otros estados buscan atajos, Jalisco construye legado. Y por eso, 24 años después, sigue siendo el rey del deporte mexicano. ¿Será hora de que el resto de México aprenda de su ejemplo?
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