Sheinbaum usa el manual de AMLO para las marchas... ¿pero le funcionará?

La reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum ante la marcha del 15 de noviembre sigue el mismo patrón que utilizaba el presidente López Obrador frente a las protestas en su contra: descalificación, minimización y la convocatoria a una contramarcha más grande de la 4T.

Considero que esta estrategia es un error. Si bien López Obrador podía desplegar este esquema desde su posición populista, no está claro si la presidenta Sheinbaum tendrá el mismo éxito o si le resultará funcional.

Particularmente, descalificar a los jóvenes, a la Generación Z, es un desacierto grave. Esta generación, que fue una de las principales convocantes de la marcha (junto con otras), ha demostrado en múltiples países su capacidad para sacudir estructuras e incluso derrocar gobiernos.

Las quejas que motivan a estos jóvenes se centran fundamentalmente en dos ejes: la corrupción en la clase gobernante y la violencia.

Ambos temas están tristemente presentes en el actual proyecto de la 4T. 

Existen personajes en los más altos niveles del gobierno que son evidente y ostensiblemente corruptos, a quienes la 4T defiende a capa y espada en lugar de investigar y sancionar.

Si bien es cierto que algunos manifestantes pudieron haber sido movilizados por partidos políticos (como siempre ocurre, y como también lo hizo Morena en su momento), existe un núcleo de jóvenes con intereses de protesta y razones genuinas para inconformarse.

Habrá que observar cuál será la reacción de esta generación. 

Cuidado, porque descalificar a un grupo tan amplio, negando la existencia de intereses legítimos de queja, podría resultar muy costoso políticamente.