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La traición que puso fin al clan de Osiel Cárdenas, ex líder del Cártel del Golfo

Un año antes de la masacre de San Fernando, todo el municipio era una pista de aterrizaje para cargamentos de cocaína, señala expediente publicado por el colectivo Guacamaya.

Laura Sánchez Ley Ciudad de México /

La caída y extradición de Mario Cárdenas Guillen, ex líder del Cártel del Golfo y hermano de Osiel Cárdenas Guillén, se fraguó con el apoyo de su sobrino Rafael Cárdenas Vela, quien, además, reveló que un año antes de la masacre de San Fernando, ese municipio tamaulipeco ya estaba convertido en una pista de aterrizaje clandestina y punto de descargas de hasta 500 kilos de cocaína.

MILENIO obtuvo el amparo y extractos del expediente de extradición de Mario Cárdenas Guillén, quien fue enviado a Estados Unidos en mayo pasado para enfrentar cargos relacionados con tráfico de drogas en una Corte Federal.


| Archivo
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El expediente contenido en los Guacamaya Leaks permite reconstruir cómo fue la caída de uno de los líderes del cártel fundado por Osiel Cárdenas Guillén, pero también la manera en que sentaron las bases para convertir a San Fernando en el punto criminal donde un año después, serían asesinados 72 migrantes.

A pesar de que Estados Unidos aún mantiene bajo reserva quiénes serán los testigos en contra del narcotraficante y sí se llevará a cabo un juicio o habrá un pacto, según el expediente de extradición, entre las pruebas que tienen en su contra figuran dos declaraciones.

Un agente especial de la DEA —del que se omite su nombre por seguridad— y la declaración de su sobrino, Rafael Cárdenas Vela El Junior, quien fue arrestado por un asunto de tráfico cuando iba a bordo de su Pick Up, transitando libremente cerca de Brownsville, en Texas en 2011.

En 2014, Cárdenas Vela se declaró culpable y fue sentenciado a pasar 20 años en prisión, a pesar de que tras la muerte de sus tíos se convirtió en uno de los cabecillas del cártel, e inició una pugna interna que terminaría en la separación y en la reorganización del que fuera su brazo armado: Los Zetas.

El documento señala que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) recibió cinco pruebas en su contra y ocho anexos, entre los que se encuentran fotografías e informes de laboratorio de incautaciones realizadas entre 2006 y 2010. La nota diplomática 18-0587 está fechada el 28 de febrero de 2018.

Acusación de la Fiscalía contra Mario Cárdenas. | Especial
Acusación de la Fiscalía contra Mario Cárdenas. | Especial


En su declaración, Cárdenas Vela permite reconstruir cómo su tío, Mario Cárdenas Guillén, convirtió a San Fernando en una zona criminal para quien se atreviera a caminar por sus calles, y la manera en que, incluso desde prisión, siguió controlando las operaciones del Cártel del Golfo, convirtiendo a dicha región “en su tiendita” de distribución de drogas.


El inicio


“Yo estuve a cargo de las operaciones del Cártel del Golfo entre el 2001 y el 2009 en San Fernando, México, yo proporcionaba seguridad para las pistas de aterrizaje clandestinas utilizadas para vuelos de múltiples cargas de 500 kilogramos de cocaína, para entregarse al Cártel del Golfo”.

“Los aviones que contenían los embarques de cocaína aterrizaban por lo menos una vez al mes, y en ocasiones hasta cuatro veces al día. Entre el 2003 y el 2009 la seguridad de las pistas de aterrizaje era necesaria porque las autoridades mexicanas se encontraban en Matamoros, Reynosa, Valle Hermosa y Río Bravo”.

Según Cárdenas Vela, estos episodios eran los más recientes de su carrera criminal porque su participación empezaría muchos años antes, siendo muy joven, cuando en 1998 regresó a México de Oklahoma, en Estados Unidos.

Por ese entonces su tío, Osiel Cárdenas Guillén, también había sido detenido en Matamoros por un homicidio, entre otros delitos. Fue liberado tras unas horas en prisión. En esa época compartía el mando con otros narcotraficantes, como Chava Gómez y Jorge Eduardo Costilla.

El sobrino cuenta que otro que estuvo en problemas ya entrados los noventa, fue su tío, hermano de Osiel, Mario Cárdenas Guillén, quien pasó un tiempo encarcelado en Adelaida, una prisión federal ubicada cerca de Matamoros.

“Cuando estaba en Santa Adelaida, estuvo encargado de suministrar cocaína en las tienditas, en Matamoros y dentro de la cárcel. Vendía cocaína desde la cárcel”, cuenta en su testimonio. Después su tío fue liberado, luego arrestado de nueva cuenta y liberado otra vez en 2007.

Caso de la Fiscalía del distrito este de Texas contra Mario Cárdenas Guillen. | Especial
Caso de la Fiscalía del distrito este de Texas contra Mario Cárdenas Guillen. | Especial


Para entonces Rafael Cárdenas Vela había sido nombrado por su familia como jefe de operaciones del Cártel del Golfo, en un poblado llamado San Fernando. En 2001 eligieron ese lugar para instalar pistas clandestinas donde se cargaban hasta 500 kilos de cocaína con rumbo a Estados Unidos.

“El año de 1999 fue el mejor año y el más grande de los embarques de drogas de Osiel. Compró múltiples toneladas de cocaína. Durante 1998 y 1999, me daba aproximadamente de 20 a 30 kilogramos de cocaína por semana para entregarla a Mario en la cárcel. Un individuo, a quien conozco como Gordo Mata, ayudó al cartel a abrir tienditas en Matamoros y Reynosa”.

Sigue su historia: Mario compraba muchos kilogramos de cocaína, la mayoría de los cuales eran después pasados de contrabando a Estados Unidos. Algunos de los kilogramos de cocaína, Mario también los usaba para surtir las tienditas en México. Compraba y distribuía aproximadamente 500 kilogramos de cocaína al mes durante ese tiempo y la vendía aproximadamente de 13 mil 500 a 14 mil 500 dólares por kilogramo en Houston, Texas. El precio de la “polla” pagada por el Cártel del Golfo a sus fuentes sudamericanas de suministro era de entre 6 mil a 6 mil 500 dólares por kilo, es decir, que duplicaban ganancias.

El narcotraficante, hoy sentenciado en Estados Unidos, dijo a las autoridades de este país que cuando recibía los aviones cargados de cocaína en San Fernando, los socios más cercanos del cártel llegaban a recoger la mercancía. Hasta allá entraban estos capos. San Fernando se convirtió en un punto de encuentro estratégico.

Entre ellos se encontraban Héctor Manuel Sauceda y Mario Armando Ramírez Trevino, quienes tenían la lista de a quién le pertenecían los kilogramos, para después dividirlos. Cárdenas Vela se convirtió en el responsable de recibir y mantener los kilogramos de Mario Cárdenas, para después enviarlos desde San Fernando a su primo Mario Alberto Cárdenas Medina.

De hecho, es Cárdenas Vela quien reveló a las autoridades que Mario Cárdenas nunca quiso ser el jefe de esa plaza: y es que ganaba suficiente dinero pasando de contrabando drogas y no tenía que pagar piso.

“No deseaba batallar con los problemas que acompañan la dirección de una plaza”.

Su otro hermano, Antonio Cárdenas, conocido como Tony Tormenta, le había dado un permiso excepcional: podría trasladar su cocaína sin pagar nada. Así que Mario decidió abrir su compañía de camiones que llevaban la cocaína de Tampico a Matamoros, en la frontera con Estados Unidos. Cárdenas Vela dijo todos los nombres que necesitaban las autoridades estadunidenses.

En los documentos relata que Lorenzo Espinosa, uno de los compradores del cártel, le intercambió como pago un Cadillac y un Impala. Y cómo Cárdenas Vela incluso se reunía con ellos en carreteras federales estadunidenses de Houston, sin que nadie los descubriera.

Pero en 2010 cambió la historia de este cártel: los Cárdenas Guillen mantenían una pugna con su ex socio y líder de su brazo armados, Los Zetas. Según versiones periodísticas, por órdenes del propio Heriberto Lazcano, inició una guerra en San Fernando para intentar ganar esa plaza.

En agosto de 2010, 72 migrantes fueron asesinados en medio de este conflicto, y según las autoridades los responsables fueron Los Zetas. También fue el principio del fin de los cabecillas del Cártel del Golfo.


Se hunden en familia


En el año 2012 fue detenido por agentes de la Marina. Antes de ser extraditado, su defensa intentó ampararlo desde el año 2020, según el expediente 321/2020: incluyen supuestos actos ilegales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que hasta contaban con una sentencia absolutoria y que ya había sido juzgado por los mismos hechos por los que lo reclamaba Estados Unidos, entre otros.

Sobre esto la SRE, quienes incluso revelan más detalles del control que mantenía El Señor Gordo, como lo llamaban en el cártel, dijo:

“De las anteriores resoluciones (del caso mexicano) se puede desprender que los hechos narrados en el cuerpo de los mismos se infiere que datan de 1998, 1999, diciembre de 2002, en donde se señala que el Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén y Mario Cárdenas Guillén, tuvieron aparente injerencias en el Centro Federal de Readaptación Social de Tamaulipas, para que tuviera el control del penal, de los custodios y del narcóticos que dentro del centro se vendía; teniendo incluso injerencia en la liberación de algunos internos”.

Amparo interpuesto por Mario Cárdenas Guillen. | Especial
Amparo interpuesto por Mario Cárdenas Guillen. | Especial


Todo ello, dice, con la anuencia del director del penal, al que le daban costosos regalos. Hoy esta información sobre su extradición puede ser leída sin tachaduras y reservas, gracias a la filtración GuacamayaLeaks, que fue encontrada por este diario.

Se evidencia, dicen, que esos hechos no tenían relación con los eventos por los cuales el gobierno de Estados Unidos lo estaba requiriendo, ya que corresponde concretamente a los años 2000, 2009 y 2010, de los que se advierte, de manera razonable, que estos eventos acontecieron cuando Mario Cárdenas Guillén ya se encontraba en libertad, tal como lo refirió Rafael Cárdenas Vela en su declaración bajo pena de perjurio que acompañó a la petición formal de extradición.

Finalmente, en mayo de este año Mario Cárdenas Guillén fue extraditado y actualmente se encuentra en un centro de detención para ser juzgado en una Corte Federal de Texas.

MILENIO revisó su expediente y encontró que la Fiscalía del Distrito Este, ha solicitado que se considere un proceso criminal complejo.

“El gobierno alega una gran conspiración que abarcó un periodo de doce años. La evidencia incluye escuchas telefónicas prolongadas (en español), conversaciones grabadas (en español), numerosas fotografías, videos y una gran cantidad de informes policiales. En consecuencia, el descubrimiento en el caso será enorme. El acusado se enfrenta potencialmente a cadena perpetua”, dice otro documento judicial de la corte.

También han revelado que pretenden incautar 40 millones de dólares derivado de sus ganancias por conspirar para distribuir y poseer distintas drogas entre las que se encuentra la cocaína y que la sentencia que pretenden imponer no será de menos de 10 años y hasta toda la vida en prisión.

El Cártel del Golfo, como otros, creció gracias a los lazos y los favores entre hermanos y familiares. Hoy la caída del último Cárdenas Guillén, el heredero, también se fraguará desde la sangre.



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