Francisco Araiza, 47 años de cantar ópera y hacer justicia a su padre
José Francisco Araiza (Ciudad de México, 4 de octubre de 1950), tenor cantante de ópera, recuerda: “Mi padre fue músico, pianista, cantante y director. En la familia todos nacimos, crecimos y nos educamos en la música.
Sin embargo, con el paso del tiempo y una vez que todos los hijos habían cumplido con las mejores calificaciones en la escuela, desde la básica hasta la universitaria, Francisco le dejó ver su gusto y su deseo de estudiar música formalmente. Así, ingresó a la Escuela Nacional de Música de la UNAM, con la ida de convertirse en organista, como su padre.
La clase de Conjuntos Corales era obligatoria, y ahí, los maestros descubrieron la voz del entrevistado. Muy pronto le aconsejaron que tomara el camino del canto, cosa que él no consideró de inmediato, pero poco a poco su destino se iba perfilando. “Tomé la clase de Canto Complementario, me gustó, y decidí tomar Canto como materia principal”, señaló.
Ante esa decisión tuvo que cambiar de escuela. En el Conservatorio Nacional de Música entró a la clase de la maestra Irma González (Ciudad de México, 1916-2008), soprano y profesora de canto, y posteriormente a la de Erika Kubacsek (Viena, 1926-Ciudad de México, 2015), clavecinista, preparadora musical, pianista y una gran directora de coros.
Además de haber hecho una importante labor artística en México, Kubacsek lo adoptó musicalmente. “Fue mi madre musical, me regaló sus fines de semana para enseñarme todo lo referente a la literatura alemana concerniente a la ópera, concierto y repertorio operístico”. Ella fue la primera en detectar, oficialmente, el enorme potencial de Araiza.
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