Enrique Arrieta, el testigo de la Revolución en Durango  

Nacido en 1943, Enrique Arrieta considera que se ha perdido el ánimo revolucionario el país, pues la no reelección quedó en el pasado con las diputaciones y alcaldías.

Hijo de Domingo Arrieta, jefe de la División “Guadalupe Victoria” durante la Revolución Mexicana, Enrique dedica su vida a escribir la historia.  

Nació cuando su padre tenía 70 años de edad y sufrió su muerte al cumplir los 18 años, edad a la que comenzó a escribir con su primer artículo y su primer discurso.

Su padre Domingo Arrieta fue gobernador de Durango en dos ocasiones, así como senador de la República, pero asegura que vivió modestamente en el centro de la ciudad, donde de manera espontánea le contaba los sucesos de la Revolución Mexicana en la cual luchó al lado de sus hermanos.

El espíritu revolucionario le nació cuando se trasladó a Culiacán luego de ser arriero en el municipio serrano de Canelas, pues en Sinaloa conoció la pobreza y emprendió sus primeros pasos en este movimiento armado.

En honor al primer presidente de México, nacido en Tamazula, Durango, nombró a su división “Guadalupe Victoría”.

“Había pocos con mucho y muchos que tenían poco, y muchos que no tenían nada”, contaba don Domingo Arrieta a su hijo y al resto de los duranguenses que acudían a buscarlo para pasar un buen rato.

Con estos relatos Enrique inició su camino como escritor, alimentado de las pláticas de los revolucionarios que visitaban a su padre, cuya muerte significó para él una lucha por la vida.

Este año saldrá a la luz el libro “Instantáneas durangueñas o la sonrisa de la microhistoria”, donde narra pasajes y anécdotas del Durango antiguo desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.