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La Casa de los Tubos: una leyenda urbana que aún da miedo y terror

Cuenta la leyenda urbana que por las noches no solo se veía a la niña caminar, sino que también se escuchaba el lamento donde llamaba a su papá y le decía que no la dejará sola.  Pero, ¿cómo nació esa historia?... aquí te contamos.

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Editorial Telediario Nacional /

MONTERREY.- Bien podríamos decir y hasta asegurar que en determinado momento de nuestras vidas todos, sin excepción, hemos sentido miedo.

Ese miedo inexplicable que por alguna extraña razón nos provoca espanto, al grado que hasta se nos eriza el cabello o se nos pone la carne de gallina. 

Fantasmas, resucitados, almas en pena, brujas y demonios, son los siniestros personajes que presuntamente surgen y se aparecen en las casonas abandonas, carreteras oscuras, bosques y cementerios.

El miedo a lo desconocido siempre ha existido. También nuestros antepasados fueron víctimas del miedo. Seguramente vivieron y murieron pensando que los fantasmas y demonios sí existían.

En la actualidad, aun y cuando vivimos en la era cibernética, mucha gente no puede negar que sigue creyendo en los fantasmas y aparecidos.  

Precisamente en esta época del año, cuando se acerca la Noche de Brujas, el Halloween y hasta el Día de Muertos, es cuando en los barrios, la gente bajo la luz de una luna llena, con cierta turbación se reúne para contar historias macabras.

Una de esas historias es la que se cuenta desde hace 60 años y que sucedió en la terrorífica Casa de los Tubos, que estaba ubicada en la calle de René Descartes 845, en la colonia Contry la Silla tercer sector, en el municipio de Guadalupe.

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Sí, todos temían pasar por esa insólita residencia tubular y más por las noches, porque aseguraban que estaba habitada por el fantasma de una niña de 10 años.

Cuenta la leyenda urbana que por las noches no solo se veía a la niña caminar, sino que también se escuchaba el lamento donde llamaba a su papá y le decía que no la dejará sola.  

Pero, ¿cómo nació esa historia que a través de los años se ha convertido en una leyenda urbana y que sigue causando miedo?

Esa residencia que tiene un extraño diseño arquitectónico tubular se comenzó a construir al inicio de la década de los sesenta.

Al parecer a la hijita del dueño, que era una niña de 10 años y que por un mal de nacimiento no podía caminar y andaba en silla de ruedas, le gustaba mucho dibujar.

Pero su dibujo más recurrente era de una casa echa por tubos; es decir, todas las habitaciones eran tubos.

Un día su padre vio el dibujo y le preguntó si le gustaría tener una casa como la que dibujaba.

Emocionada la niña le dijo que sí. Que tuviera pasillos como carreteritas para que ella en su silla de ruedas pudiera ir de un lado a otro y hasta el jardín.

Su padre que tanto la adoraba, buscó un arquitecto. Le enseñó los dibujos de su hija y aunque no eran perfectos, le dijo que hiciera un diseño con esa idea de los tubos.

Luego de comprar el terreno en Contry La Silla tercer sector, el arquitecto le presentó el plano y diseñó de la casa. Y como le agradó, pronto comenzaron con la construcción.

La más feliz era la niña. Su papá la llevaba a la construcción de la casa que ella había "diseñado" para que viera los adelantos.

Cuando ya iban muy adelantados, los albañiles empezaron a notar que sucedían cosas extrañas adentro de la casa, las palas se cambiaban de lugar, su ropa la encontraban en lugares altos.

Creyendo que eran maldades entre ellos mismos, se reclamaban; pero cuando se quedaban más noche a trabajar escuchaban ruido y lamentos.

Tanto fue el miedo que le platicaron al arquitecto, pero no les creyó... Un día cuando estaba anocheciendo, uno de ellos subió a la planta alta a cambiarse.

A los pocos minutos se escuchó un grito de terror y el albañil se desplomó. Murió al estamparse contra el piso.

Su muerte causo más miedo. Los albañiles ya no quería trabajar, pues cada vez la casa les parecía más tétrica.

Un mes después, cuando otro de los albañiles colocaba la estructura de una ventana, sintió que un fuerte y extraño viento sacudía su cuerpo. Trató de asirse. No pudo. Lanzando un grito de terror  cayó al vacío.

 

Sus compañeros trataron de auxiliarlo. Agonizaba. Reflejando un rictus de terror con palabras dificultosas les dijo: Son espíritus malignos, no quieren que estemos aquí.

Los albañiles aterrados dejaron el trabajo. El arquitecto tuvo que conseguir a otros trabajadores para terminar la casa. Nada le comentó al propietario.

Semanas después, cuando la casa estaba casi lista, el dueño llevó a su hijita para que la viera. La niña emocionada le pidió que la llevara a la planta alta para contemplar las montañas.

Mientras la niña fascinada miraba la casa y observaba el paisaje, su papá bajó para seguir revisándola.

De pronto la casa se ensombreció. Creyendo que ya era tarde se dispuso a subir por su hija, pero en ese momento escuchó un grito de terror de la niña... Luego un estrepitoso golpe.

Incrédulo miró la silla de ruedas hecha pedazos y su hijita ensangrentada sobre el piso del patio. Estaba muerta. Se había caído por las escaleras.

El dueño enloquecido del dolor y sin dejar de gritar y llorar, tomó en sus brazos el yerto cuerpo de su hijita, salió de su casa, abordó su auto y nunca más regresó...

Con el paso del tiempo, por el abandono, la casa se volvió más lúgubre.

Fue entonces cuando por las noches, los vecinos empezaron a escuchar lamentos y a mirar la figura fantasmal de una niña que se asomaba por las ventanas.

Muchos aseguran que vieron el fantasma de la niña. Otros más dicen que la casa estaba embrujada...

No sabremos cuál es la verdad. Tampoco podemos negar que algunas personas creen que la vida continúa después de la muerte en el cielo o en el infierno.

También creen que al morir no todos pueden descansar en paz. Algunos por extrañas razones se quedan atrapados en el mundo de los vivos, como pudo ser la niña de la Casa de los Tubos.

 

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