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Durango.- A los siete años de edad una bala perdida lastimó su columna vertebral, desde en entonces se encuentra en una silla de ruedas, pero eso no le impidió el ser abogada y una activista de personas con discapacidad a nivel México.Otinapa, en el municipio de Durango es el lugar donde radicaba en su infancia, y donde decidió el recomenzar con su vida.

Al perder a sus padres,  sabía que la vida es para luchar y desde ahí comentó con una vida de superación que ahora la tiene en la búsqueda de un galardón nacional para seguir ayudando a más mujeres.  “Tenía que hacer algo para salir adelante, para tomar las riendas de mi vida, al ver que estaba relegada en mi pueblo de origen, decidí venirme a Durango. Y empecé a ver que había más mujeres como yo. Que no tenían formación y no tenían el apoyo para poder salir adelante. Así me nació la inspiración para apoyar a más mujeres. Y no sólo mujeres, a hombres con discapacidad. Irlos guiando para poder salir delante de manera positiva”. 

La primera barrera para la superación personal fue el desprenderse de su lugar de origen y comenzar una nueva vida en la capital de Durango. Desde entonces comenzó la historia que ahora la convirtió en una activista.

“El darme cuenta que no iba a volver a caminar, era muy pequeña y no me daba cuenta de la situación. Pero conforme fui creciendo era mi condición de vida, pero como te digo, en el poblado donde soy originaria no hay recursos para hacerlo. Me tuve que trasladar a la ciudad para salir adelante. Y hasta el momento he logrado hacerlo”.Finalmente dijo que es un tiempo complicado para las mujeres y más para las que tienen una discapacidad. De ahí, la fuerza que hay que tener para hacer frente a la vida ayudar a los demás.