Mexicana de 15 años, la primera esclava sexual de Keith Raniere
El líder de la secta Nxivm abusó de Camila y la convirtió en reclutadora de la organización.
ESPECIAL.- Tres hermanas mexicanas viajaron en 2005 a Nueva York para recibir el curso de empoderamiento Nxivm, que les ofrecería el “Gurú de la autoayuda”, Keith Raniere, sin saber que su experiencia se convertiría en un infierno.
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Fue Camila, en ese momento con tan solo 15 años la que se convirtió en “la primera esclava sexual del acusado” y quien vendrá a testificar contra él, anunció la fiscal Tanja Hajjar durante sus argumentos iniciales del juicio que comenzó la mañana de ayer en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York.
Cuando alguien “promete ser mentor de jóvenes mujeres, pero en lugar de eso tiene relaciones con ellas, eso es crimen organizado; él se presume inocente, pero Keith Raniere era un jefe criminal”, argumentó la fiscal al jurado.
Raniere comenzó a dormir con la joven hermana a la que apodaron Camila Virgen y después tomó represalias contra otra de ellas de nombre Daniela, cuando supo que se había fijado en alguien más, algo que tenían prohibido. Raniere “la encerró en una habitación durante dos años antes de regresarla a México”, agregó Hajjar.
Camila se convirtió en la reclutadora del subgrupo del culto sexual DOS, (maestra de las compañeras obedientes) y en su papel de “primera esclava” invitó a una actriz llamada Nicole, quien le fue presentada a Raniere mientras “estaba con los ojos vendados y atada a una mesa”. La fiscal relató que en ese momento “una tercera persona entró en la habitación y comenzó a practicarle sexo oral a la actriz: esa persona era Camila”.
La fiscalía presentó a una ciudadana británica llamada Sylvie, quien fue reclutada por la heredera del licor de Seagram, Clare Bronfman.
Ella pasó 13 años con la organización de autoempoderamiento y contó que en las sesiones, donde se les buscaba hacer lavado de cerebro con frases tipo: “Todo lo que sucede es creado por ti”, las formaban en círculos y las ponían a aplaudir y cantar: “Estamos comprometidos con nuestro éxito”. Igualmente repetían: “aquí no hay víctimas finales, así es que no elegiré serlo”, además de que debían jurar “una vida de obediencia y compromiso” a Raniere, quien se mostró indiferente, escribiendo algunas notas, mientras comenzaban a caer las acusaciones en su contra.
ZNR
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