La Costeña, de una tienda de abarrotes a líder de los enlatados

Forma parte de la memoria colectiva de los mexicanos y las cifras lo constatan: según la investigadora de mercados Kantar, tiene una penetración de 93.3 por ciento en los hogares del país y se encuentra entre las 10 marcas preferidas de los hogares a escala nacional.

¿Pero sabías queLa Costeña inició como una tienda de abarrotes? Esta es la historia de éxito de la famosa compañía que nació hace 100 años.

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En 1923, Vicente López Resines adquirió una tiendita llamada La Costeña en la Ciudad de México. Se volvió muy popular por la venta de sus chiles serranos en vinagre.

Al ver el éxito que tenía la propuesta de chiles; entre 1937 y 1948 Vicente González comenzó a fabricar sus propias latas para comercializarlos; para ello instaló una planta de producción en la Ciudad de México.

González le dio al clavo y poco a poco comenzó a crecer el negocio, que para la década de los 50 a los años 70 alcanzaron la fama nacional. La firma abrió entonces la planta en Ecatepec, Estado de México, que hoy es la más grande que tiene en el país.

El éxito no paró ahí y para la década de los 80 logró su internacionalización hacia los mercados de Estados Unidos, Canadá, Centro y Sudamérica. Posteriormente, para la entrada del siglo XXI, La Costeña llegaría incluso hasta China.

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En su expansión, la mexicana tuvo la oportunidad de salir de compras; hoy es dueña de marcas como Rancherita, Galletas Marian, cacahuates Nipon, Totis y Doña Chonita.

Actualmente tiene presencia en más de 50 países y un portafolio que abarca salsas, chiles, frutas en almíbar, frijoles, crema, galletas, frituras; y hasta tamales y esquites.

Fiel a su tradición, La Costeña se ha mantenido como una empresa familiar; alrededor de 85 por ciento de su producción en México es para el mercado nacional y el resto para el mercado de exportación.

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