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El ascenso de México como centro clave de la industria automotriz

Los brokers regulados en México facilitan inversiones en sectores manufactureros clave como es la industria automotriz.

Telediario Nacional Ciudad de México /

México ha emergido como un titán en la industria automotriz global, un logro que no pasó desapercibido para quienes buscan oportunidades en este mercado dinámico, incluidos los brokers regulados en México que facilitan inversiones en sectores manufactureros clave. 

Este ascenso no ocurrió de la noche a la mañana; es el resultado de una combinación única de historia, políticas estratégicas, ubicación geográfica y una fuerza laboral capacitada. Desde sus humildes comienzos en el siglo XX hasta convertirse en el séptimo mayor productor de vehículos del mundo, el camino de México hacia este éxito es una historia de adaptación y visión.

Todo comenzó hace más de un siglo, cuando los primeros automóviles llegaron a la Ciudad de México en 1902. Sin embargo, no fue hasta después de la Revolución Mexicana que la industria automotriz empezó a tomar forma. 

En 1921, Buick se convirtió en el primer fabricante en establecerse oficialmente en el país, seguido por Ford en 1925, que marcó el inicio de una presencia duradera que continúa hasta hoy. Estas primeras incursiones sentaron las bases, pero fue en las décadas de 1950 y 1960 cuando el gobierno mexicano comenzó a implementar políticas para fomentar una industria automotriz nacional. 

El decreto automotriz de 1962 exigió a las empresas extranjeras ensamblar vehículos en México con componentes locales, impulsando el empleo y el desarrollo tecnológico, aunque esto llevó a la salida de marcas como Mercedes-Benz y Peugeot que no se adaptaron a las nuevas reglas.

La verdadera transformación llegó con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, reemplazado más tarde por el T-MEC en 2020. Estos acuerdos eliminaron barreras arancelarias y facilitaron el comercio con Estados Unidos y Canadá, convirtiendo a México en un punto estratégico para exportar vehículos. 

Aprovechando su cercanía al mercado estadounidense, el mayor consumidor de automóviles del mundo, las empresas pudieron reducir costos de transporte y optimizar cadenas de suministro. 

Marcas como General Motors, Ford y Chrysler, presentes desde los años 30, junto con Volkswagen y Nissan, que llegaron en los 60, expandieron sus operaciones, mientras que en la última década se sumaron gigantes como BMW, Audi y Kia, atraídos por los incentivos comerciales y la infraestructura establecida.

La mano de obra mexicana ha sido otro pilar fundamental. Con una fuerza laboral joven, capacitada y competitiva en costos, el país ofrece una ventaja que pocos pueden igualar. Regiones como el Bajío, que incluye estados como Guanajuato y Querétaro, se han convertido en clústeres automotrices clave, albergando plantas de ensamblaje y cientos de proveedores de autopartes. 

En 2024, México produjo casi 4 millones de vehículos, un aumento del 5.56 por ciento respecto a 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Más del 80 por ciento de esta producción se exporta, principalmente a Estados Unidos, consolidando al país como el cuarto mayor exportador de automóviles a nivel mundial, solo detrás de Alemania, Japón y Estados Unidos.

La inversión extranjera también ha jugado un papel crucial. En la década de 2010, empresas como Tesla anunciaron planes para establecer plantas en México, enfocándose en vehículos eléctricos, mientras que en 2024 se reportaron más de 4 mil 400 millones de dólares en inversión directa en el sector automotriz. 

Esta afluencia de capital no solo modernizó las fábricas, sino que también impulsó la investigación y desarrollo, con más de 300 centros dedicados a innovaciones como la electrificación y la producción de componentes tecnológicos avanzados. Estados como Nuevo León y Coahuila han emergido como líderes en electromovilidad, atrayendo a fabricantes que buscan mantenerse a la vanguardia en un mercado global en transición.

Sin embargo, no todo ha sido un camino fácil. La infraestructura logística, aunque mejorada, sigue siendo un reto, con la necesidad de expandir carreteras, ferrocarriles y puertos para mantener el ritmo de crecimiento. 

Además, la llegada de fabricantes chinos como BYD en 2024 ha generado tensiones con Estados Unidos, que ve con recelo la posible entrada de estos vehículos al mercado norteamericano a través de México. A pesar de estos desafíos, el país ha demostrado resiliencia y capacidad de adaptación. 

La combinación de tratados comerciales, una ubicación privilegiada y un enfoque en la calidad ha posicionado a México como un centro indispensable para la industria automotriz global, un legado que sigue creciendo y que promete un futuro aún más prominente en el panorama internacional.

KGA

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