Capella Barroca celebra a Monteverdi; reabre Anfiteatro Simón Bolívar
El Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso reanudó anoche su actividad artística.
Con un concierto a cargo de la Capella Barroca de México, el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso reanudó anoche su actividad artística tras varios días de peranecer cerrado, a raíz del sismo de 7.1 grados del pasado 19 de septiembre.
Bajo la dirección del flautista mexicano Horacio Franco, el quinteto tuvo una buena acogida por parte de un público que acudió al llamado e hizo una buena entrada para, de esta manera, alzar la mano y declararse listo para hacer de la cultura y las artes un motor que impulse la reconstrucción de esta ciudad, dañada por el terremoto.
Al tomar la palabra, el que es considerado el mejor intérprete de flauta en pico en el país, expresó su beneplácito por la apertura del foro y recordó que la música es sanación.
Contento, el flautista ofreció un recital en el que celebró el 450 natalicio del compositor, gambista y cantante italiano Claudio Giovanni Monteverdi (1567-1643), llevándose los aplausos.
Sentado en un banco ofreció a los asistentes una breve introducción dando los pormenores del recital “IV Libro de Madrigales de Monteverdi”, al tiempo que elogió a la figura más importante en la transición entre la música del Renacimiento y del Barroco.
“Esta música que van escuchar tiene que ver con encontrar la verdad de la vida; la música son lenguajes pares. Este programa consta de música cultivada en el siglo XVI y XVII y es una forma que suma la apuesta musical del gran poeta Gian Batista Guarini.
“Es como si ahora las rolas que escuchan los chavos fueran versos de Octavio Paz, Rosario Castellanos o cualquiera de esos poetas, etcétera”, dijo el músico al tiempo destacó el nivel estético de la época.
Según Fraco, los músicos en la época de la Revolución Francesa en ese tiempo no ten ían trabajo y se encontraban en una especie de mostrador en las avenidas más importantes de Francia, donde se colocaban para poder comer.
Atrapando la mirada de los asistentes, el músico compartió un poco de conocimiento para dar paso al programa musical, integrado por 20 temas de este “IV Libro de Madrigales de Monteverdi”, publicado en Venecia por Riccardo Amadino en 1603.
El texto resume de manera exponencial los recursos poético-musicales de los libros anteriores, pero siembra cada vez más el germen para lo que él llamaría en su libro siguiente, el Quinto, la “Seconda Prattica”, donde las palabras son dueñas de la armonía, no esclavas.
Según las notas al programa, el Cuarto Libro es un dechado del uso de cada vez más disonancias y atrevimientos armónicos que no cualquier compositor usaba de manera tan consumada como Monteverdi, para resaltar, enaltecer y relatar el texto de poetas en quien se inspiró, como Gian Battista Guarini, Ottavio Rinunccini y Giovanni Boccaccio.
Mientras al pie del mural “La Creación” de Diego Rivera los asistentes disfrutaban de la música y daban una segunda oportunidad a la cultura, afuera "Tláloc” hacía de las suyas, con tremendo aguacero, que por momentos se confundió con el sonoro aplauso que el público obsequió a la agrupación y a Franco.
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