Devoción desde 1971. Peregrinos de Monterrey llegan a Concha del Oro para honrar a la Inmaculada Concepción
A pesar del paso de las décadas, el fervor permanece intacto. Esta vez fueron alrededor de 150 peregrinos los que hicieron el viaje.
La mañana de este 8 de diciembre, las calles de Concepción del Oro volvieron a llenarse de cantos, plegarias y promesas cumplidas.
Como cada año desde 1971, la peregrinación proveniente de Monterrey arribó al municipio para honrar a la Inmaculada Concepción , en el marco de su tradicional feria patronal.
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A pesar del paso de las décadas, el fervor permanece intacto. Esta vez fueron alrededor de 150 peregrinos los que hicieron el viaje desde la capital regiomontana y municipios aledaños, muchos de ellos originarios de Concepción del Oro que emigraron hace años, pero que mantienen viva su devoción y sus raíces.
Otros, nacidos ya en Monterrey, crecieron escuchando historias de esta peregrinación y hoy la viven con el mismo entusiasmo que sus padres y abuelos.
Los caminos que llevan al templo se llenaron de color: flores, estandartes, guitarras, y voces que al unísono entonaban alabanzas mientras avanzaban bajo el sol frío de diciembre.
Algunos llegaron para agradecer favores, otros para cumplir promesas, y muchos más para reencontrarse con familiares y con la tierra que los vio nacer; pero todos coincidieron en que esta peregrinación es un lazo que no se rompe.
Entre los peregrinos, una figura destaca por su entrega incansable. Se trata de doña Ofelia Solís, quien desde hace más de 50 años ha sido el corazón organizador de esta travesía.
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Comenzó a coordinar a los peregrinos cuando tenía apenas 30 años, movida por la fe y por la añoranza de su Concepción del Oro natal.
Con nostalgia recordó los tiempos en los que llegaron a movilizar hasta 10 camiones llenos de fieles que deseaban visitar a la Virgen Inmaculada. Hoy la demanda ha disminuido, pero su compromiso sigue siendo el mismo.
La peregrinación también tiene historias que tocan el alma, como la de doña Rosario Briones, quien desde hace 28 años realiza el viaje desde Monterrey acompañada de su familia. Esta ocasión marcó su segundo año consecutivo llegando con su hijo y con una nieta, quienes ahora continúan la tradición a su lado.
Doña Rosario nos compartió que su primera peregrinación fue un acto de fe para sobrellevar la pérdida de una hija. Desde entonces ha regresado cada diciembre para agradecer, pedir por los suyos y mantener viva esa conexión espiritual que, dice, la sostiene día a día.
El arribo de los peregrinos marcó una vez más el inicio de una celebración que es mucho más que un acto religioso: es un encuentro entre generaciones, entre Monterrey y Concepción del Oro.
Entre rezos, abrazos, lágrimas discretas y sonrisas de reencuentro, la peregrinación renovó su promesa de seguir llegando cada 8 de diciembre, tal como lo ha hecho durante más de medio siglo.
Porque mientras existan historias como las de Ofelia y Rosario, y mientras haya almas dispuestas a caminar kilómetros movidas por la fe, Concepción del Oro seguirá recibiendo a sus peregrinos con los brazos abiertos y el corazón encendido.
JVS
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