Mientras el altruismo ciudadano intenta disminuir la crisis, los damnificados relatan la descoordinación oficial y el desesperante robo de sus pertenencias, enfrentándose a la pérdida total sin apoyo gubernamental.
La angustia de la familia se duplica, ya que José Osbaldo viajaba en compañía de David Eduardo Soto Soto, otro residente de Durango que se desempeñaba como conductor de una plataforma digital.
En la colonia Nuevo Monterrey un deslave cobró la vida de nueve personas, cinco de ellas eran integrantes de una sola familia, por lo que piden ayuda para mudarse a una zona segura.