En la entrega de ascensos a los integrantes de las fuerzas armadas, el almirante Rafael Ojeda y el general Luis Cresencio Sandoval refrendaron lealtad al Presidente y a las instituciones del Estado mexicano.
Por la escalada de violencia, México externó su preocupación por el actuar de las fuerzas armadas y de la policía boliviana, a la vez que condenó el actuar de la OEA tras el golpe de Estado.