La réplica fue la que permaneció en el lecho del Río Santa Catarina luego de que la pieza original fuera arrastrada por la fuerza del huracán Alex y hallada una década después.
Luego de la misa, los asistentes pudieron degustar de unos deliciosos tamales que los locatarios ofrecieron para agradecer a la Virgen de Guadalupe por los favores concedidos durante el año.