Welwitschia, los secretos de la planta casi inmortal
Esta especie, descrita formalmente por primera vez en 1863, ha sido objeto de controversia casi desde su descubrimiento.
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La planta Welwitschia fue vista por primera vez por Joseph Dalton Hooker, director del Real Jardín Botánico de Kew de Londres, entre 1865 y 1885. Sin embargo había sido descrita formalmente por primera vez en 1863, y al paso de los estudios de los cuales ha sido objeto, se conoce que es capaz de aguantar durante miles de años en condiciones poco favorables y es por ello que es considerada la planta más longeva del planeta.
Esta planta habita en la parte noroeste de Namibia y suroeste de Angola. Su forma también ha llamado la atención, son dos hojas que cada año pueden aumentar entre 10 y 13 centímetros y sus extremos se desmenuzan y enroscan entre sí.
Nature Communications publicó un reciente análisis genético que arrojó que el genoma duplicado de esta especie provoca que algunos de sus genes se dediquen a tareas que no entran dentro de sus funciones. Esta planta puede activar ciertas proteínas para protegerse de las condiciones extremas donde viven y tiene un crecimiento lento pero constante durante toda su vida.
Andrew Leitch, investigador de la Universidad Queen Mary de Londres y uno de los autores del estudio, añadió junto a los investigadores que creen que las hojas son capaces de absorber parte de la humedad de la niebla que se produce a primera hora de la mañana.
Los investigadores añaden que el origen de duplicidad se produjo hace aproximadamente unos 86 millones de años y pudo ser provocada por el estrés de estar sometidas constantemente a condiciones ambientales extremas ya sea de temperatura, radiación ultravioleta, salinidad, entre otras.
La Welwitschia tiene sobreactivadas una serie de proteínas que le permiten mantenerse lejos del estrés provocado por dichas condiciones. Otra de sus diferencias con otras plantas es que su crecimiento no se produce en los extremos de las hojas, sino en su base. Ahí está fuertemente protegida por dos labios de leña, que se encargan de cubrir el meristema basal, la parte que suministra las nuevas células. Esta especie de bulbo está formado por un tejido que la mantiene en crecimiento. Su nombre en afrikáans, lengua que se habla en el cono sur de África, es tweeblaarkanniedood, que significa “dos hojas que no pueden morir”.
Su edad fue comprobada por una prueba de carbono-14 cuyos resultados confirmaron que algunos individuos tenían más de mil 500 años de antigüedad. Esto se convierte en un descubrimiento clave a medio y largo plazo para la supervivencia de la propia especie humana.
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